Todas soñamos con enamorarnos, encontrar a esa persona perfecta, a ese príncipe azul que nos hará felices para siempre. Pero nadie nos dice que en la búsqueda de esa persona probablemente encontremos personas equivocadas que nos romperán el corazón.
Cuando un corazón se rompe duele. Claro que no mueres, pero duele mucho. Darte cuenta que la persona que idealizaste como perfecta es tan común como cualquier otra, es uno de los dolores más profundos que sentirás, y hay que ser muy valiente para saber decir adiós.
Hoy, aunque te quiera, te digo adiós…
Es tan triste decirte que no volverás a verme, que mis ojos jamás se encontrarán con los tuyos, y si lo llegan a hacer, ya no encontrarás ese brillo que brotaba cada vez que estaba frente a ti. Sí, hoy me he convertido en una chica diferente gracias a tu indiferencia, a tu falta de amor, a tus vaivenes de quererme, a tus falsas ilusiones, y a todas aquellas decepciones que hoy decido dejar atrás junto contigo.
Hoy, después de todo el daño que me has hecho, me marcho. No me siento derrotada, sólo tal vez arrepentida de haberte entregado todo de mí y de haberte amado tan ciegamente como lo hice; de haberte puesto en un pedestal en el que no merecías estar; por haberte puesto en primer lugar y sobre todas las cosas que me interesaban y querían; por considerarte mi prioridad cuando yo era tu plato de segunda mesa; por haberte puesto incluso, por encima de mí.
Pero, como dicen por ahí: nunca es tarde para volver a empezar. Tal vez he perdido un valioso tiempo de mi vida por no ser valiente e irme antes, debo confesar que me era imposible. Siempre que quería marcharme me volvía a encontrar con tu mirada que me enloquecía por completo; me encontraba con ese caminar único que sólo tú puedes tener, con esa voz que erizaba mi piel cuando la escuchaba cerca de mi oído, me encontraba con tus manos que me ataban a ti de nuevo y me convencían de quedarme a tu lado.
Me he dado cuenta que me daña quererte como lo hago, me duele seguir creyendo que algún día cambiarás, me duele tener la esperanza de que algún día me valorarás como lo merezco. Por eso, por tus desprecios, por el dolor, por el daño, y por todo, me alejo, aunque debo admitir que aún te quiero, tal vez no con la misma fuerza de antes, pero aún lo hago.
Es demasiado triste tener que dejar ir a la persona que quieres, pero es más triste saber que esa persona no supo valorar tu amor ni tu cariño cuando te tuvo cerca. Te entregue todo y no lo quisiste, y lo más triste es que lo echarás de menos cuando veas que me he ido por completo de tu vida.
Durante mucho tiempo me mentiste y yo lo único que hacía era quererte cada día más. Sin darme cuenta me enamoré de ti. Si hubiera sabido que ibas a destrozarme de esta manera, jamás me hubiera acercado a ti.
Ya no quiero seguir en este juego, no quiero seguir con estas falsas ilusiones, no quiero seguir siendo tu presa. Perdóname, sí te quiero, pero esta vez me marcho. Esta vez me daré la oportunidad de cambiar de rumbo, de caminar lejos de ti, de huir de lo que me hace daño, de romper las cadenas que me atan a ti.
Claro que pensaré en ti, tal vez pase noches en vela preguntándome por qué no me pudiste querer como yo lo hice, o por qué la vida me permitió conocer el amor de esta manera, tormentosa, volátil e inestable. Pero te aseguro que aunque las dudas me atormenten, estaré mucho mejor sin ti, mi amor.