En cada boda se escuchan palabras como “hasta que la muerte los separe”, “en la salud y en la enfermedad”, pero no todo es para siempre y la separación se ha vuelto una solución común para las parejas que por una u otra razón no son tal para cual. Además, llegar al divorcio puede ser causa de estrés y de negociaciones que a corto y mediano plazo causan más conflictos de los ya existentes.
Pero apartándonos de las preocupaciones y problemas que puede acarrear una situación de este tipo, hay quienes lo sobrellevan de la mejor manera y terminan como amigos de sus ex, otros incluso hacen fiestas para celebrar el fin del matrimonio, y algunas más lo festejan de una forma más peculiar, como Katlynn McKee, de 25 años de edad, quién hizo una sesión fotográfica usando su vestido de boda, y terminó de una forma totalmente fuera de lo convencional.
10 años no son un “para siempre”…
Katlynn, de Chicago, Estados Unidos, y su ahora exesposo, estuvieron juntos desde los 16 y hace 4 años se casaron, pero llegó un momento en que decidieron que era tiempo de separarse y conocer nuevas personas; McKee, madre de Faith, una niña de 6 años, no era precisamente feliz en su matrimonio y sintió alivio de haberle puesto fin.
Adiós a mil 500 dólares
Después de pensar qué podría hacer para dar vuelta a la hoja, decidió que la forma de romper moldes, liberarse de lo que significaba su relación y marcar el inicio de una nueva vida, sería a través de una sesión fotográfica en un arroyo cercano. Fue ahí en donde le metió tijera a su lindo vestido de novia de mil 500 dólares, le prendió fuego con gasolina y brindó con vino blanco por la feliz ocasión.
Con el mismo fotógrafo
La sesión duró cerca de 2 horas y corrió a cargo del mismo fotógrafo que cubrió su boda años atrás; le pareció una idea singular participar en el inicio y el fin de una relación.
¡Yo te ayudo!
Su exesposo supo lo que iba a hacer y la idea no le pareció mal, incluso se ofreció a participar en la sesión pero Katlynn rechazó sus intenciones. Al parecer ambos estaban felices de haber terminado con una relación que no sumaba en la vida de ninguno de los dos.
A su novio le parecen cool las fotos
Katlynn, que trabaja de estilista, comentó:
“Me sentí empoderada con la sesión, me ayudó a reconstruir mi confianza… Fue liberadora, excitante y potenciadora”.
Actualmente tiene novio y él afirma que no se siente intimidado por las fotografías, incluso piensa que son cool y sus amigos creen que lo que hizo fue grandioso; hay personas que se han comunicado con ella para decirle que desearían haber hecho lo mismo.
No cabe duda que para algunos, los momentos desafiantes de la vida son para romper moldes más allá de lo tradicional.