En un tema tan delicado como la infidelidad, podría ser que el hombre y la mujer simplemente sean naturalmente propensos a caer en el instinto y fallar a su lealtad con su pareja, pero para esto nos adentramos a una investigación sobre infidelidad, en el la cual fueron entrevistados hombres y mujeres con fuertes historias de infidelidad para hablar del tema. Entre ellos “Alice” (o sujeto #2), quien anónimamente contó todo sobre su experiencia siendo infiel a su pareja durante 4 años.
Alice, de 36 años, confiesa cómo comenzó su camino hacia arruinar su relación y deja un tiempo para la reflexión sobre el tema, así como lo mucho que puedes aprender de ti misma y tu pareja escuchando esta historia sobre tan espinoso tema.
Conoce las confesiones de esta mujer adúltera y cómo duró 11 años con su pareja gracias a sus sentimiento de culpa.
Alice tenía 19 años y una pareja perfecta hasta que comenzó a sentir claustrofobia
Ella tenía 11 años de relación con su pareja, desde los diecinueve años con él, idealizando ya nombres de sus futuros hijos, y “segura” de que él sería el hombre de su vida, hasta que todo comenzó a sentirse claustrofóbico. Así que comenzó en el adulterio ocasional a partir del cuarto año con su pareja. Después pasó a adúltera regular en el sexto año, y a partir de ahí, sistemáticamente hasta cumplir los 11 años.
Alice afirma que a pesar de que nunca pasó por su cabeza que un día estaría con otra persona, su noviazgo de colegio con su novio, no pudo con la curiosidad que sentía por conocer a otras cosas y tener experiencias nuevas. Así que después del primer beso y la primera vez que se acostó con otro hombre, no pudo dejar de hacerlo.
“Nunca me pillaron en el acto, así que cuando eso sucede, al final le pierdes el miedo. La primer vez que te das un beso con otro señor, llegar a casa resulta terrorífico, pues ves la mirada de tu pareja y crees que lo intuye. Pero después de que no sucede nada, noche tras noche, caes en cuenta de que él simplemente no lo ve”.
Después de haber comenzado a ser infiel, lo volvió un doloroso hábito. Alice confiesa que entre más lo hacía más “quería” a su pareja, ya que la culpa hace que le quieras en triple. Pero también aseguró que para eso influyó que su primer amor fue un tipo indeseable, y que ella nunca quiso -en un principio- que sus amantes fueran sus “novios”.
Luego de perder el miedo, Alice se volvió adúltera regular
Inconscientemente Alice pensaba que tal vez lo que más le impulsaba a acostarse con “patanes desgraciados” era que de alguna manera veía a su novio formal como el cliché de novio perfecto, el cual cumplía con cada uno de los requisitos en la lista de cosas que califica un padre en el novio de su hija, y esto lo volvía aburrido. Así que ella buscaba a ese hombre “malo” para, terminando, volver a la cómoda “vida perfecta” que llevaba con su pareja.
” Para mí era una vía de escape para la exitación y sensación de libertad. Pero honestamente, siento que si no llego a hacerlo -ser infiel-, quizá no hubiera durado tanto tiempo con mi novio. Tal vez hubiera sido mejor no haber hecho nada de eso, y haber durado sólo dos años con mi novio; es una paradoja que he pensado más de mil veces”.
Estas y más justificaciones de por qué Alice era infiel, mismas que sólo se repetía a ella misma, pronto se convirtieron en una filosofía que acababa en convertirse en una Biblia. Dentro de la logística de esa sombra en su vida, se incluían todos los clichés del adulterio: los mensajes de texto, las vidas separadas, sin un sólo amigo en común.
También explica lo mucho que influía el hecho de que su pareja jamás se hubiese interesado en su vida. Alice trabajaba para sectores de cultura, así que viajaba, iba a festivales de música, y eso eran cosas a las que su novio no le interesaban, por lo cual jamás fue parte de esa parte en la vida de ella. Así que ese mundo independiente de su pareja era el mundo al que invitaba a otros hombres a compartir y donde vivía su adulterio con plena seguridad.
Como en cualquier adicción, con el tiempo la necesidad fue creciendo
En algún momento Alice comenzó a sentir esa “seguridad” de que podía con ambas relaciones, pero fue hasta que ella misma se vio inmersa en un enamoramiento imprevisto, que entonces las cosas fueron complicarse cada vez más sentimentalmente.
“Ser ‘el otro’, es totalmente horrible, es mucho peor que ser el marido o esposa engañada. Mi adulterio siempre fue pura curiosidad, pero al regresar a casa entraba a un estado horroroso lleno de arrepentimiento. Sin embargo, la curiosidad siempre pudo más que la culpa”.
Así que Alice fue, como en cualquier adicción, necesitando de nuevos estímulos. Comenzó encontrándose con que el acto físico llegó a sobrar, y sin embargo sólo así lograba un poco de intimidad con alguien. El peor momento fue cuando ella misma topó con la realidad de que ya nada jamás sería lo que era con su pareja, una vez que comenzó a hablar “de verdad” con el amante. Y es que aquel acto inocente de comenzar a platicar, desarrolla una amistad, y si encima el amante te cae bien, las cosas se vuelven cada vez más complicadas.
Alice confesó que puedes acostarte 50 veces con alguien y esa persona jamás entra en tu vida, pero luego lo haces dos veces con otro y puede entrar en tu vida para siempre. Así fue como ella misma terminó de arruinar por completo la relación que tenía con su pareja; cuando puso al amante a la altura de su novio, cuando comenzó a hablar de su pareja con el otro, cuando todo aquello “sagrado” se penetra, justo ahí fue cuando supo que ya nunca iba a ser lo mismo con su novio.
Alice llegó a cometer adulterio 30 veces
Para Alice su número fue de 30 hombres, un cifra algo escalofríante, y más al confesar que de los 30 sólo tuvo verdadera intimidad con 3; con los cuales el sentimiento era recíproco, se “querían”, pero con ninguno pudo pasar a más, ya que una parte de ella quería ser la mujer que encajaba en la vida “normal” que mantenía con su pareja. Ella quería ser parte de su vida, sus amigos, su familia, y sin embargo, en el fondo sabía que ella era “diferente”, pues podía conocer una persona nueva y pensar: “sé que tendré relaciones con él”. El trastorno fue cada vez más en picada. Y después de 11 años de relación, y 4 de adulterio, Alice terminó con el circulo vicioso de coodependencia, engaño y culpa.
“Decidí terminar con mi pareja de toda la vida por todo aquello que yo había hecho. No puedes ser león y todo el tiempo querer acostarte con un avestruz. Porque tal vez en el fondo realmente no eres león. Yo era otra cosa, y tal vez si no llego a ser adúltera no lo habría aclarado antes. Así que justo antes de que se rompieran las cosas, por uno u otro lado, lo terminé yo todo”.
Después de terminar con su relación, Alice tardó tiempo en recuperarse, pero jamás lo logró por completo, pues volvía a recaer, como en cualquier adicción. Y seguramente las habrá de por vida, pues para ella sus amantes siempre serán parte de su persona y su vida. E inexplicablemente, para Alice su peor error no fue comenzar a ser infiel, sino vivir la monogamia desde muy temprana edad, pues afirma que ese fue el inicio de todos sus problemas con la vida de pareja y la lealtad.