Durante varias generaciones se han evaluado a parejas sólo para determinar que la falta de comunicación es el problema número uno en cualquier matrimonio; sin embargo la comunicación también ha logrado conseguir una mala reputación.
Y la verdad es que los problemas en el matrimonio comienzan cuando alguno de los dos que conforman la pareja inicia las peleas. Éstas son las amenazas que olvidamos durante el matrimonio.
1. Nos casamos porque nos gusta cómo es nuestra pareja
La gente cambia. No te cases con alguien por quién es o por en quién deseas convertirte. Cásate con tu pareja por lo que están decididos a llegar a ser juntos. De lo contrario unirás tu vida a la de una persona y juntos crearán problemas en lugar de llegar a resolverlos.
2. El matrimonio no quita la soledad
Estar vivo no tiene por qué significar la soledad. La condición humana es la que te lleva a la soledad. Pero el matrimonio no cambia esta condición. No puede hacernos sentir acompañados completamente, y cuando lo hace buscamos vivir de los sueños de nuestra pareja en lugar de los propios. El matrimonio está destinado a ser un lugar en donde dos seres humanos comparten la experiencia de la soledad, y por el cual crean momentos en los que ésta se disipa por un gran tiempo.
3. Todos cargamos con un equipaje que nos avergüenza
Pasamos la mayor parte de nuestra adolescencia y adultez tratando de fingir que la vergüenza no existe, cuando la persona que amamos la activa es más fácil culparlos de crearla en nosotros. Y después exigimos que lo solucionen. La verdad es que no la crean y no pueden arreglarla. En ocasiones la mejor terapia es cuando trabajamos para sanar nuestra propia vergüenza. Así dejaremos de transferirla a quien amamos.
4. El ego siempre gana
Todos tenemos un ego. Vivimos a través de él. Probablemente en algún momento comenzó a tener presencia en nosotros. Quizá el ego fue bueno durante un tiempo. Nos mantuvo a salvo de los malos ratos emocionales; sin embargo, desde el momento en que compartimos la vida con una persona el ego se vuelve un muro que nos separa. Por lo tanto es un buen momento para derribarlo. Debemos tener una actitud positiva en lugar de vivir a la defensiva y perdonar antes de buscar venganza. Esa será la única manera en la que lograremos derribar el ego.
5. La vida es desordenada y el matrimonio a veces es la vida
Por lo tanto el matrimonio también es desordenado. Cuando las cosas dejan de funcionar a la perfección, comenzamos a culpar a nuestra pareja por todos los problemas. Añadimos discusiones innecesarias en la vida y en el amor. Debemos dejar de señalar con el dedo y empezar a enlazarlos con nuestra pareja. Sólo entonces podemos poner orden en nuestras vidas, sin culpa ni vergüenza.
6. La empatía se vuelve difícil
La empatía no surge de manera rápida entre dos personas, y es que así es su propia naturaleza. Las parejas tienen que saber que no existe una garantía de que se dé la reciprocidad. Se tienen que arriesgar para conocer la respuesta. Cuando una pareja le da paso a la empatía casi siempre logran obtenerla. Las personas que amamos son seres humanos que nunca serán tan perfectos como nosotros lo deseamos. Solo tenemos que preguntarnos: “¿podemos amarlos de todos modos?”.
7. Nos preocupamos más por nuestros hijos que por quien nos ayudó a hacerlos
Nuestros niños tienen que ser igual de importantes que nuestro matrimonio. Si éste se vuelve menos importante, los pequeños lo detectarán y comenzarán a usarlo en nuestra contra. La familia es sobre el constante trabajo de encontrar un equilibrio entre el matrimonio y los hijos.
8. Siempre existirá la lucha por tener el poder
La mayoría de los conflictos que surgen en el matrimonio son debido al nivel de conexión entre la pareja. Los hombres, por lo general, quieren menos responsabilidades; y las mujeres quieren más control. Y en algunas ocasiones los papeles se invierten. En cualquier caso, dentro de la mayoría de las peleas se puede encontrar entre líneas esta pregunta: “¿quién decide realmente quién tiene el poder? ¿No se supone que tiene que haber un equilibrio en las decisiones?”.
9. No sabemos cómo mantener el interés en una persona o una cosa
Vivimos en un mundo en donde nuestra atención se centra en un millón de direcciones diferentes. Poner en práctica la meditación es un arte esencial. Cuando constantemente ponemos atención en una cosa y después al sentirnos aburridos volvemos a otra, es momento de practicar la meditación. es esencial en cualquier matrimonio que quiera sobrevivir y prosperar.