No he conocido a ninguna persona que llegue preparada al matrimonio. Cuando tomamos la decisión de unir nuestra vida a la de otra persona, la vida da un giro de 180 grados y existe un antes y un después del matrimonio. Tim Parsons es experto en relaciones de pareja, y en su blog escribió desde su experiencia personal, las 5 cosas que realmente le hubiera gustado saber antes de casarse:
“Nos pasa todo el tiempo a mi esposa y a mí escuchar comentarios acerca de nuestro matrimonio que nos hacen reír, como ‘se ven tan felices’, ‘parecen recién casados’ y ‘ustedes nunca discuten’, entre otros. No reímos porque estas cosas nos hagan felices; reímos porque muy pocas personas conocen nuestra verdadera historia. Y todas las parejas tienen una, incluso nosotros”.
“No fue hace mucho que Consuela y yo estuvimos a punto de divorciarnos. Las cosas no iban bien y nuestro matrimonio estaba en crisis. No digo estas cosas a la ligera. Estábamos en un punto de no retorno o al menos eso pensábamos.
“Nos estábamos reuniendo con pastores y consejeros para tratar de restaurar lo que alguna vez fue nuestro matrimonio y fue uno de los momentos más dolorosos que he tenido. Mientras reflexiono en esa época de mi vida, hay algunas cosas que si hubiera entendido por completo, podríamos haber evitado esa crisis”.
1. No hay plan B
“Mi matrimonio es para siempre y sólo terminará con la muerte. Suena un poco sombrío pero es la verdad. Cuando hice el voto de amarla para siempre, me comprometí a que funcionara sin importar cómo. Mi mentalidad era que iba a dejar abiertas mis opciones. Si estar casado no funcionaba o estar con Consuela no duraba o ella no me hacía feliz, quería asegurarme de que tuviera una salida, o peor aún, otra opción. Pero, en el matrimonio no hay plan B, que era la puerta abierta y me mantenía lejos del compromiso total con mi esposa y nuestro matrimonio”.
2. El matrimonio no se trata de mi felicidad
“Muchas parejas cometen este error, y yo lo creía en el 2000 cuando caminamos hacia el altar juntos. Consuela es mi esposa, así que ella me puede hacer feliz, porque eso es lo que hacen las esposas. Y si ella no me hace feliz, entonces necesito encontrar a alguien o algo que sí lo haga. La verdad es que el matrimonio se trata de mucho más que mi felicidad, y ella no puede cargar el peso de mi felicidad. Es subjetiva y relativa, y como hombre, mi definición de felicidad cambia tanto que no hay manera de que ella pudiera seguir todas mis demandas. El matrimonio se trata de amor mutuo y respeto, y honrar a Dios a través de nuestra fe”.
3. La comunicación es más efectiva que el silencio
“Soy un hombre introvertido, así que hablar de mis sentimientos es tan ajeno e incómodo como pilotear un avión. Cuando algo me molesta o me inquieta, en automático me quedo callado y me aíslo. Y llega un punto en el que esos sentimientos se reprimen tanto que comienzo a buscar formas poco saludables de canalizar mi ira, depresión, deseos sexuales, etc. He encontrado que nadie me ama y cuida de mí como mi esposa lo hace. Puedo sentirme en confianza de que ella manejará mis inseguridades y emociones delicadamente, y que si me molesto con ella, ella es la única persona que lo puede resolver”.
4. Ayudarla me beneficia
“Siempre Recomiendo el libro Los 5 lenguajes del amor a quienes estén a punto de casarse o si ya se encuentran casados. Cambió la forma en la que veía la relación con mi esposa. Como es natural, tratamos de amar a los demás de la forma en la que queremos se amados, y si ese no es su lenguaje de amor, entonces nuestros esfuerzos son en vano. Aunque ayudar a mi esposa es algo que debería hacer para tener una relación saludable y feliz, encontré un interesante fenómeno: mientras hago algo por ella, en realidad me beneficia. No me malinterpreten; nunca deberíamos ayudar sólo por lo que podemos obtener de vuelta. Pero es genial que recibamos algo a cambio cuando ayudamos a nuestras esposas”.
5. El conflicto no es un signo de disfunción
En cualquier relación, ya sea familiar, de trabajo o de amistad, siempre habrá conflicto y es lo más normal. Por alguna razón, muchos de nosotros colocamos al matrimonio en una categoría diferente. Pensamos que si discutimos debe haber algo malo en nuestra relación e inmediatamente concluimos que nuestro matrimonio es disfuncional o tiene está dañado de alguna manera y dejamos de comunicarnos y de intentar.
Pero el conflicto en el matrimonio es normal. Es la forma en la que decidimos enfrentar esos malos ratos lo que determina que tan saludable o dañada se encuentra la relación. Me he dado cuenta que ver el conflicto como algo normal me ha ayudado a no enfocarme a alguna ofensa y a decir lo siento mucho más rápido y a trabajar por resolver los conflictos cuanto antes. Consuela y yo tenemos un matrimonio espectacular, ahora. Es mejor de lo que era cuando nos casamos, especialmente ahora que sabemos estas 5 cosas.