En la búsqueda de una pareja, las miradas están sobrevaloradas. Sí, leíste bien. En nuestra cultura la ‘exposición’ está por encima de todo y ha llevado a algunas relaciones a ser destructivas. Es triste ver a una hermosa pareja tratarse como basura entre sí, al igual que es frustrante escuchar a alguien decir que un hombre está “fuera de su alcance” porque es físicamente atractivo, como si fuera el único criterio que importara.
Sí, la apariencia física es importante, pero no es el rasgo principal que debes buscar en alguien con quien sales. En realidad, es lo mínimo, y no lo que determina si se es suficientemente bueno. La verdadera regla de oro para alguien con quien deberías salir es que su compañía te guste y que su presencia haga que tu vida sea mejor. La persona con la que sales debe ser alguien que añada algo positivo a tu vida, cualquier otra cosa –como algunos de nosotros sabemos muy bien–, puede ser una pérdida de tiempo.
Aunque esta lista no es exhaustiva, hay tres cualidades importantes que van más allá del físico y la cara bonita.
1. Pasión
Pocos rasgos son más seductores que tener entusiasmo por la vida. Cuando alguien ha encontrado su pasión, vive la vida de una manera en que te atrae. Si él era un apasionado mucho antes de que tú llegaras, ahora que puedes ver cómo sus ojos se iluminan mientras hablas con él, estás enganchada.
Lo bueno de la pasión es que no tiene límites: las personas apasionadas lo son en casi todo en la vida. Así que cuando él te besa, es un gran beso. En la cama, él te enloquecerá. Salir con un hombre apasionado, con el entusiasmo y la energía necesaria para vivir su vida de la manera que él quiere, siempre es una aventura que no podrás rechazar. Alguien sin pasión no tiene esa mirada intensa que mantiene tu atención.
Alguien que no es apasionado podrá estar bien para una noche, pero tú te aburrirás y te alejarás de él porque, literalmente, no ves nada en él más que su apariencia física. Es más probable que te atraiga ese chico que acabas de conocer en el café, que sonríe de oreja a oreja mientras habla de lo mucho que ama experimentar con la cocina y te explica cómo se hace el capuchino perfecto.
El que tiene pasión siempre destaca, incluso si no es el más guapo. El que no es apasionado, pronto se olvida.
2. Amabilidad
La amabilidad de la que hablo es una forma de bondad y de respeto. Hay demasiadas personas en el mundo que están en relaciones que buscan el poder o algún tipo de ventaja. Ellos mienten, manipulan y juegan para conseguir que te sometas a su voluntad; o hacen circo, maroma y teatro para llamar la atención sólo para fanfarronear.
Pero alguien que no se permite faltar a las citas ni tener intencionalmente a alguien en segundo plano mientras encuentra una mejor opción es a quien nos referimos. Una persona amable es honesta, y no ve ninguna razón para usar sus juegos de poder en un contexto romántico. Quizá no siempre es agradable, y eso es una distinción importante: él te dirá la verdad acerca de lo que no le gusta, por ejemplo, porque sabe que es lo mejor para los dos en un largo plazo. Sin embargo, siempre habrá respeto.
Él entiende que en un mundo difícil se está más propenso a pelear y entrar en conflictos, pero su relación no es el lugar para la competencia ni la rivalidad. Cree que si los dos van a participar en una guerra, entonces deben estar del mismo lado. Si no encuentras este rasgo atractivo, entonces tal vez es porque te falta a ti misma y has dejado de apreciar su valor.
Un hombre guapo que es grosero y cruel con los que lo rodean, sólo refleja su frustración. Las únicas mujeres que saldrían con él son aquellas que tienen tan poca confianza que están dispuestas a sufrir su compañía para poder acostarse con él.
Tú nunca sufrirás la compañía de un hombre amable: la anhelarás. Una vez que lo conoces, la opción de quedarse es obvia.
3. Singularidad
Las cualidades enumeradas anteriormente son grandes, pero es probable encontrar a unas pocas personas que las posean. Muchos son capaces de encontrar su pasión en la vida; pocas personas son incapaces de mostrar la bondad si deciden hacer el esfuerzo. Pero la singularidad es un rasgo que le permite sobresalir: él tiene alguna cualidad innata que te permite escogerlo entre una multitud. No importa la cualidad que lo hace único, pero hay algo en él que te atrae y que no se define por la belleza física.
En combinación con la verdadera singularidad, la belleza de un hombre cobra vida. Sin ella, él sólo es sólo una cara bonita. La singularidad es lo que lo separa del resto, y lo sabrás cuando lo veas.
Una vez más, la belleza física es importante, pero no tanto como a menudo decimos que lo es. Una cara bonita con ninguna sustancia puede ser remplazada por otra. Hay una vieja frase que dice: “Una cara bonita llama la atención, pero la personalidad la mantiene”. Esto es cierto con una pequeña advertencia: una cara bonita puede mantener tu atención hasta que esté fuera de tu vista.