Ayer me encontré con una amiga que no había visto en un tiempo. Tuvimos una charla rápida de 5 minutos para ponernos al día, y ella me preguntó por mi pareja. Yo le di mi respuesta cortes y bien ensayada: “En realidad ya no estamos juntos, entonces no estoy completamente segura”. Inmediatamente sentí su mirada de compasión y tristeza, la misma que siempre dan.
Estoy acostumbrada a esa mirada, supongo que es lo que sucede cuando el hombre con el que pensaste casarte rompe contigo, pero después de darme ‘la mirada’ me dijo: “¿Sabes?, vas a encontrar a alguien nuevo y le amarás igual o más”. Sus palabras, tenían el propósito de hacerme sentir mejor acerca de la soltería, pero realmente me hicieron pensar.
Espero que esté equivocada y que nunca encuentre a alguien a quien ame tanto como lo ame a él.
No lo digo porque soy una cínica, ni tampoco porque espero que volvamos a estar juntos. Lo digo simplemente porque el amor que compartí con él era demasiado. Fue agradable, apasionado, lo abarcaba todo. Pensar en él era lo primero que hacía en la mañana y lo último en la noche. Me sentía incompleta sin él, y cuando estaba cerca, sentía como si todo estuviera de nuevo bien en el mundo. Él era mi otra mitad, y lo que yo consideraba la mejor parte de mí misma. Despertó en mí una sana locura y muchas emociones. Sin embargo, nuestra relación era también como una montaña rusa de desapariciones, amor, odio y necesidad.
Y le ruego a Dios que no me sienta así de nuevo.
Espero el amor que tuve fuera un amor único en mi vida, porque no quiero volver a sentir esa clase de nuevo. Duró tres años. Cambió mi vida y es algo que voy a atesorar. Me encontré con la clase de amor joven y me encantó cada minuto que estaba con él. Pero no quiero volver a sentirlo de nuevo. Ese tipo de dolor mezclado con un amor tan apasionado era demasiado para mí. Fue demasiado para mi corazón y cuando él decidió dejarme, yo no entendía cómo el mundo podía seguir dando vueltas.
Pero siguió, y un día el dolor en mi pecho desapareció, y todos los trocitos rotos de mi corazón parecieron estar juntos de nuevo. Fue entonces cuando me di cuenta de que no necesito ese tipo de amor o ese tipo de vida. No es que no quiera encontrar el amor de nuevo. No puedo esperar para enamorarme de nuevo, pero espero y ruego que sea un tipo muy diferente de amor.
No quiero a alguien que sea mi otra mitad; quiero sentir todo por mi cuenta. No quiero perder a alguien que duela, quiero saber que incluso cuando estoy lejos, puedo confiar en él y saber que él vendrá a casa conmigo. Yo no quiero que sea mi último pensamiento cuando duermo, porque quiero que él esté a mi lado cuando me valya a la cama por la noche.
Ya no quiero que sea la mejor parte de mí, quiero que me empuje y me anime a ser la mejor. Quiero una pareja. Quiero a alguien en quien pueda confiar las 24 horas del día, siete días a la semana. Quiero un amor que me haga sonreír y que me haga irme a dormir completamente contenta con mi vida, no uno que me quite el sueño. No quiero un hombre que me trate como princesa y la cosa más preciosa del mundo: quiero que trate así a nuestra hija. No quiero ser el amor de su vida, quiero que nuestra familia lo sea.
Mi ex me enseñó más sobre el amor y la vida de lo que él nunca sabrá. Después de la ruptura, mis amigos siempre me dijeron que él nunca volvería a encontrar a alguien que lo amara tanto como yo lo hice. Lo dijeron para hacerme sentir mejor, pero yo espero que sea lo mismo para él. Éramos jóvenes e ingenuos y nos encantó estar enamorados, pero tuvimos el tipo de amor equivocado.
Sí, espero que haya sido un amor que ocurre sólo una vez en la vida para los dos.