Nick y Zoe Aust querían celebrar su matrimonio a lo grande, no con una boda espectacular (aunque no dudamos que lo haya sido), sino disfrutando una luna de miel de un año. Para lograrlo tuvieron que ahorrar por dos años, sin embargo, la espera y los sacrificios valieron la pena pues pudieron visitar 33 países.
Según Zoe, desde el momento en que tuvo su vestido de novia en las manos sus familiares y amigos ansiaban verlo, pero ella les respondía que solo lo usaría una vez y tendrían que esperar a la boda. Entonces se le ocurrió una idea: aprovecharía el viaje de un año junto a su esposo para ponérselo en cada país que visitaran como símbolo de que en cualquier parte del mundo ella volvería a decir: “acepto”.
Renunciamos a nuestros empleos, pero viajamos a donde siempre quisimos viajar e hicimos cosas que siempre quisimos hacer. La vida es corta así que tomen esas vacaciones, usen su vestido de novia las veces que quieran, cambien de trabajo, múdense a un nuevo lugar, hagan lo que les dé felicidad.