Hace 150 días que decidiste ponerle fin a nuestra relación. Hace más de 4 meses te fuiste de mi lado y, aún hay miles de pedazos del corazón que dejaste hecho trizas, en mi mente aún hay cientos de recuerdos tuyos que me atormentan cada día.
Poco a poco tu voz fue llenando cada silencio, tu sonrisa iluminaba mi oscuridad, tu mirada provocaba mis sonrisas y tu piel siempre erizaba mi piel.
El mejor momento era cuando tus ojos y los míos coincidían en una mirada. Sin que te esforzarás conseguías poner en mis labios una sonrisa que demostraba lo inmensamente feliz que era a tu lado.
Conforme el tiempo pasaba hacíamos hasta lo imposible porque nuestros tiempos coincidieran para poder estar juntos y comernos a besos. Para compartir los atardeceres, los días lluviosos, lo malos ratos, las buenas experiencias, para compartir el mundo. Nos gustaba alejarnos de la gente, crear nuestra propia realidad en la que sólo existíamos tu y yo.
A veces, quisiera recordar cada momento que pasamos juntos, pero siento que la memoria me falla y muchos recuerdos han quedado en el olvido. Creo que es una manera de protegerme, pues ahora que te has ido el recordarte me rompe aún más.
El tiempo ha pasado y poco a poco he tratado de sacarte de mi vida y seguir adelante porque, ¿sabes?: antes de ti yo tenía una vida y sé que debo continuar con ella. Aunque me haya olvidado por completo de cómo era antes, de mis sueños, mis metas y de todo lo que yo era por concentrarme en ti, sé que aún las puedo recuperar y es lo que me mantiene de pie. Así como estoy recuperando la dignidad que perdí cuando te rogué que te quedaras, sin saber que ya jamás íbamos a poder estar juntos, pues tu amor se había acabado y, aunque quisiera, el mío no era suficiente para mantener la relación.
Debo admitir que aún no logro sacarte por completo de mis pensamientos, y mucho menos de mi corazón, pero poco a poco he encontrado el camino hacia la restauración. Ahora he encontrado esas cosas que creía perdidas, he recuperado amistades, he dejado entrar en mi vida a personas que aleje por ti, encontré el rumbo que quiero para mi vida.
No quiero que tomes esto como un reproche, claro que no lo es, he entendido que el pasado debe quedarse atrás y quiero que sepas que a pesar de todo estoy muy agradecida contigo por lo que hiciste y me enseñaste. Si nunca me hubieras destrozado el corazón, jamás me hubiera dado cuenta de lo que merezco. Si nunca hubieras roto mis ilusiones, jamás me hubiera dado cuenta de la capacidad que tengo para reconstruirme.
Hoy, gracias a ti sé que soy una mujer fuerte que jamás se dejará vencer ante ninguna caída. Sé que puedo comerme al mundo si así lo deseo y puedo lograr todo aquello que me proponga.
Gracias por romperme el corazón de esta manera, gracias por acabar con mis ilusiones y por hacerme sentir que no valgo nada. Sinceramente gracias, porque he aprendido una gran lección, ahora sé que jamás volveré a cambiar por alguien, jamás abandonaré mis sueños, pero sobre todo, jamás permitiré en mi vida a alguien como tú.
Gracias por enseñarme que puedo amar incondicionalmente. Por demostrarme todo el amor que tengo para dar, aunque tú nunca lo supiste valorar.