Cuando las relaciones llegan a su fin, hay tanto dolor emocional involucrado que puede parecer imposible encontrar una manera de aliviar el sufrimiento. Si eres la que está terminando la relación, puede que tengas sentimientos de culpa y remordimiento, pero si eres a la que le están diciendo adiós, te enfrentas al rechazo. Probablemente sientas que nada podría hacer la situación menos difícil y has pensado en que debería haber alguna manera en la que tú y tu pareja pudieran separarse como amigos, ¿verdad?
Charlene Belu, de la Universidad de New Brunswick y sus colegas, estaban interesados particularmente en el fenómeno del “contacto y seguimiento posrelación” o PRCT (por sus siglas en inglés). Utilizando una muestra de 271 estudiantes universitarios (2/3 de los cuales eran mujeres), Belu y su equipo pidieron a los participantes que informaran sobre su ruptura de relación más reciente, calificando su intensidad en comparación con las anteriores. Los investigadores también pidieron a los participantes que informaran sobre los comportamientos propios y de sus excompañeros y sobre el impacto de estos en ellos mismos y en sus ex.
El estudio concluyó que las personas que experimentan más angustia después de la ruptura pueden poner más empeño en reconectarse, monitorear o tratar de mantenerse en contacto con su expareja y/o permanecer como parte de sus vidas. Usando el estudio, podemos enumerar las peores y mejores maneras de manejar el final de una relación.
Estas son las cinco formas en las que no debes romper una relación…
1. Desaparecer de la faz de la Tierra
No proporcionar ninguna advertencia en absoluto ni ninguna oportunidad de contacto es algo que puede mandar a ambos al limbo. Desaparecer no parece ser la respuesta.
2. Tener sentimientos de culpa
Las relaciones involucran a dos personas y, cuando no funcionan, cada una contribuye a la disfunción. Salir de una relación centrándote sólo en tu desempeño no te ayudará a ver las señales de advertencia en futuras relaciones.
3. Hablar mal del otro
Decir que el otro tuvo la culpa también dificulta el proceso del truene, porque no podrás ver tus fortalezas y debilidades, que también pudieron jugar en contra de la relación.
4. ¿Qué será de su vida?
Los que pasan el tiempo preguntándose qué estarán haciendo sus exparejas son menos capaces de dar la vuelta a la hoja y hasta de iniciar nuevas relaciones.
5. Acechar o espiar al otro
Así como preguntarte qué será de él es algo que no ayuda, también estar espiando y juzgando su vida no contribuye a que la herida sane porque la mente se ocupa únicamente de él y no de otros prospectos.
Después de lo malo… cinco buenas maneras de decir adiós
1. Preparar la separación
Generalmente es algo que no hacemos, pero si se está consciente de que no hay camino por delante, se puede ir preparando el camino para el adiós, sobre todo cuando hay transiciones de grandes magnitudes en la vida de uno o de los dos.
2. Aceptar la parte de culpa correspondiente
Madurar también ayuda a desarrollar la comprensión de las fortalezas y debilidades tanto tuyas como de tu pareja. Si cada uno acepta lo bueno y lo malo que hizo en la relación, ayudará a que en futuras relaciones se reviertan esas debilidades.
3. Dignidad ante todo
Es importante mantener el respeto propio y el de tu pareja, para evitar la vergüenza de la derrota o la sensación de recriminación.
4. Establecer límites
Al decir adiós es importante dejar en claro cómo puede ser la posrelación, cuánto contacto puede haber entre uno y el otro y en cuánto tiempo.
5. Pensar a largo plazo
Nuestras relaciones se convierten en factores clave en las historias de vida que creamos a medida que envejecemos. Los efectos de la reciente ruptura pueden ser dolorosos hoy y tal vez mañana, pero en meses o unos años serán recuerdos de lo bien o mal que la pasaron y de cómo no repetirlo en futuras relaciones.