Para nadie es una novedad que los tiempos han cambiado, que las relaciones de pareja no son esas de antes en la que el chico iba hasta la casa de la novia, pedía permiso a los padres para ir a dar una vuelta y regresarla antes del anochecer.
Ha cambiado tanto, que lejos han quedado esos “amantes a la antigua” y que efectivamente han dejado de ser comunes a nuestros días junto con las cartas de amor y el beso en la mano. Lo de hoy es la individualidad, y una de las principales dificultades de las parejas comienza con la idea de tener que vivir juntos y compartir un espacio.
Eso implica dejar de ser tú y dar paso a un nosotros, pero aunque cada relación es distinta, la tendencia de muchas parejas se inclina cada vez más a estar solos pero acompañados.
A muchas jóvenes les aterra la idea de pensar que su espacio podría ser invadido por un cavernícola que les robe su paz y amenace ese estilo de vida que ha llevado hasta hoy.
En esto de las relaciones es imposible generalizar, pues aún hay quienes aprecian la compañía y quienes consideran que vivir con alguien es el paso más importante de sus vidas; pero con esto de que “las reglas se hicieron para romperse”, hay quienes ya empezaron a hacerlo y están imponiendo nuevas formas de vivir sus relaciones.
La última tendencia es conocida por su nombre en ingles como Living Apart Together, es decir: juntos pero separados, y esta tendencia se ha impuesto más de lo que somos capaces de imaginar. Comenzó con fuerza en Europa, luego adquirió popularidad en Estados Unidos y recientemente se ha diseminado hasta Latinoamérica.
Carlota Rodríguez, una psiquiatra especializada en sexo y pareja, explica que de 30 parejas que atiende, una tiene una relación estable sin compartir techo, y que por lo general son personas de más de 50 años que han tenido matrimonios e hijos. Es frecuente que en este momento de la vida lo importante sea disfrutar la relación sin necesidad de compartir gastos, educar hijos o adaptarse a los hábitos del otro:
“Este tipo de relaciones son ideales para aquellas personas que aman su soledad o tienen hábitos que no quieren cambiar”.
Para algunos este estilo de vida puede resultar egoísta, pero cada cabeza es un mundo, y cuando se trata de dos cabezas las cosas se complican, así que para muchos este estilo de vida les permite estar “juntos pero no revueltos”. Este tipo de relaciones permite a algunas personas conservar su individualidad y sentirse más tranquilos y relajados.
“Tras varias relaciones fallidas con hombres con los que había convivido, me di cuenta de que vivir bajo el mismo techo con mi pareja no era el modo ideal de vida para mí”, explica Nadia, comunicóloga de 35 años.
Los expertos aseguran que estas relaciones son posibles, pero el consejo es que estas parejas en las que impera el amor y la madurez tengan bien claro lo que quieren, pongan las cartas sobre la mesa y puedan definir las reglas del juego. La clave está en la confianza y la honestidad.
Y aunque se aleja de todo lo que hemos conocido hasta ahora y es un estilo que parece completamente apartado del romanticismo, esta forma una tanto extrema de vivir “en pareja”, resulta lo más funcional para algunos y mientras que otros seguimos prefiriendo esos amantes a la antigua que suelen todavía mandar flores, hay quienes necesitan un poco más de espacio y menos complicaciones.
No existe una fórmula científica para tener éxito en el amor, pero ¿y tú? ¿probarías esta tendencia?