El amor llega cuando menos te lo esperas, sin ser invitado, sin necesidad de buscarlo, y son esas sorpresas como un regalo de la vida. Así llegaste tú.
Yo estaba harta de las relaciones. Acababa de terminar un noviazgo de años que me dejó muy lastimada. Pensaba que encontrar a alguien que se robara mi corazón de nuevo tardaría años. Me resigné a sólo tener aventuras que hicieran más amena mi soledad; sin embargo, apareciste en mi vida. No sé si fuiste tú o fui yo, pero nos encontramos en el instante perfecto.
Tal vez si te hubiera encontrado en otro momento, lo nuestro jamás hubiera funcionado. Por fortuna no fue así; entraste en el momento indicado y fue nuestro momento, a pesar de que ninguno de los dos era consiente de ello.
No fue amor a primera vista ni un flechazo de repente. No llegaste y volcaste mi vida de cabeza. No me hiciste sentir intranquila ni ansiosa por descubrir qué iba a pasar contigo. No me dormía pensando en ti ni deseaba enviarte mensajes todo el día. Sinceramente yo no quería involucrarme sentimentalmente con nadie, ya había tenido suficiente.
Yo no era capaz de ver que tras esa persona que estaba frente a mí se encontraba el próximo ser humano que alegraría mis días; el próximo dueño de mi corazón. Tú tampoco hiciste nada por conquistarme, afortunadamente, porque eso me hubiera hecho salir corriendo. Ambos dejamos que las cosas fluyeran, que el destino nos fuera marcando el camino. Nos nos buscábamos: sólo nos encontramos, sólo dejamos que la vida nos sorprendiera.
Un día me di cuenta que comenzaba a pensar en ti más de lo normal. Le preguntaba a tus amigas por ti. Ellas me contaron que tú también estabas negado a enamorarte de alguien, también habías sufrido y no querías saber nada del amor. Sin embargo, a ti también te tomó desprevenido, y de repente también preguntabas por mí. Me enviabas mensajes, buscabas la manera de encontrarme sorpresivamente.
¿Qué pasó? ¿De nuevo estoy enamorada? ¿Ya me volví a meter en esto? Yo había prometido que estaría sola, entonces ¿qué pasó? Ni siquiera eras el tipo de persona con quien yo quisiera tener una relación. No habías aparecido en mi vida como de película, todo había sido tan común y lo peor de todo: ¡me encantaba! Todo lo que juré que nunca me pasaría, pasó.
De repente me vi envuelta en los brazos de una persona con quien sentía que merecía estar. Contigo sentí que todo encajaba perfectamente.
Desde ese día has estado a mi lado. Tal vez en otro momento de la vida ni siquiera nos hubiéramos dado la oportunidad de conocernos. Pero hoy estás aquí. Sin esperarlo, apareció el amor que yo tanto necesitaba. Cuando estaba distraída en otras cosas, apareció frente a mí lo que había deseado tanto tiempo.
Claro que habrá momentos complicados, no somos un rompecabezas que encaja a la perfección, hay piezas que debemos ir acomodando poco a poco. No vemos las cosas con la misma perspectiva, ni miramos hacia donde mismo, pero eso es lo más especial de todo. No necesito que seas igual a mí, necesito que me complementes.
No quería enamorarme, sin embargo aquí estoy, queriéndote cada día más.