El momento y la forma en que le piden matrimonio a una persona, siempre será el más encantador y mágico del mundo. Y para esta chica australiana, seguramente pasará a la historia como algo único.
En su primer aniversario de novios, Terry elaboró para Anna, un collar tallado en madera de pino Huon y cubierta en espiral al frente. El regalo fue tan especial que ella lo usó todos los días sin importar la ocasión.
Un escondite muy peculiar
Un año y medio después, Terry y Anna viajaron a Smoo Cave – lugar escondido en nórdico antiguo-, en el norte de Escocia, un rincón único y encantador que habían pensado visitar algún día. Mientras realizaban una caminata, él le pidió el collar con el pretexto de tomarle una foto sobre unas rocas, después, con la ayuda de un cuchillo lo abrió y reveló el secreto que contenía: un anillo de compromiso.
Al regresarle el collar, Terry se hincó sobre una rodilla y le pidió matrimonio a Anna.
“Ella estaba de pie, con una mirada completamente confundida y cuando finalmente entendió lo que estaba pasando, grito ‘¡SI!’ y se abalanzó sobre mi.
Le tomó unos segundos entender que el anillo estuvo en su collar y me dijo ‘espera, ¿ha estado aquí todo este tiempo? Pude haberlo perdido, eres un completo idiota’, haciendo que el momento fuera una mezcla de felicidad y enojo'”.
Una boda pequeña
Terry y Anna ahorrarán lo suficiente para comprarse una casa con un terreno que les permita realizar la boda con su familia y amigos en una ceremonia íntima y sin tantos detalles glamorosos.