Al comenzar una relación, además de la euforia inicial, es inevitable sentir que debemos ir con un poco de cautela. Se nos ha dicho que no es bueno darlo todo desde el inicio, ni mostrar toda la intensidad de las emociones, cuando la única verdad es que el amor se da a sí mismo.
Es una fuerza impresionante que cuando sale, se multiplica y regresa a ti en todos los sentidos. Brindarse al otro cuesta menos de lo que crees y la recompensa es el gozo mismo de hacerlo.
Existe otro tipo de seres que aman para ser amados, ignorando una verdad simple y contundente: podemos pedir y se nos dará, sólo debemos saber dar lo que pedimos primero. Todos deseamos ser amados, pero muchos sólo piden a los demás que lo hagan. ¿Tú amas?
Deja ir y libérate de la necesidad de retener; nadie debe estar a la fuerza en donde no desea bajo ninguna circunstancia. No temas perder el cariño de otra persona, porque quien desea estar a tu lado lo hace en las condiciones que sean, y quien desea alejarse lo hará sin titubear.
Amar también significa aceptar a los demás como son, aunque sean totalmente opuestos, aunque no sea fácil entenderlos, aunque ellos no puedan amarte como quieres. Entiende que cada uno hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos.
Sal, camina bajo el sol, entrégate sin reservas y permite que cada parte de tu ser se llene de esa energía maravillosa que nos envuelve y nos acompaña a cada paso.