Es algo que pasa de manera recurrente: de pronto no entiendes a tu chica. Un día las cosas son como flotar entre nubes y al otro de pronto todo es un drama. Las mujeres somos misteriosas y muchas veces lo que los hombres califican como necedad o capricho, en realidad es simplemente la necesidad de que nuestra pareja haga algo por nosotras sin tener que pedirlo.
Quiere que la toques sin pensarlo mientras ven una película, que pases tus dedos ligeramente a lo largo de su brazo, en su cabello, en su mano. Quiere saber que quieres tocarla como si fuera un acto reflejo que simplemente se siente mejor al hacerlo que si no hicieras nada. Tocar debería convertirse en una segunda naturaleza, no un medio para llegar a un fin.
Quiere que la llames o le envíes un mensaje un día cualquiera diciendo: “Sólo llamo para decirte lo mucho que te amo”. Quiere que la sorprendas, pero no con algún gesto copiado de película; tampoco necesita que enciendas mil velas en forma de corazón o una palabra cursi, o ser tranquilizada con música chill. Los más simples detalles son los más importantes.
Necesita algo que sea romántico para sólo ustedes dos, en su propia definición. Sorpréndela con un desayuno un sábado por la mañana después de su dura semana de trabajo. Elige una película que sepas que ama más que nada, incluso si ya la ha visto mil veces, y organiza una noche de cine. Hazle saber que te das cuenta de las sutilezas.
Quiere que le digas que la amas, que beses su mejilla y que rías con ella frente a tus amigos justo como cuando están solos. No quiere sentirse como la novia que hay que arrastrar como si fuera un ancla de toda la diversión que de otra forma tendrías. Ella escucha cómo otros hombres hablan de sus relaciones como si estuvieran siendo obligados. Sabe que sonaría como algo muy necesitado preguntar, pero quiere saber que tú no eres así con ella.
Quiere recibir una carta tuya, ser sorprendida de que recuerdes algo que ella no hizo, escuchar las palabras “ya me hice cargo”. No hay nada más encantador que saber que estás en la mente de alguien lo suficiente para que se comprometa a escribirlo o a hacer planes reales. Porque ese es el tipo de romance real que ha muerto, el romance de ser cuidadoso, de tomarse el tiempo para hacer las cosas bien.
Ella no quiere ser esa persona de la que te acuerdes sólo cuando es tarde y no quieres dormir solo, no quiere ser a quien ves y pretendes ver una película sólo para pasar unas pocas horas en sus brazos.
Ella quiere ser a quién planeas ver con anticipación, por quien te tomas unos minutos extra para hacer las cosas especiales. No quiere tu dinero o las cosas que le puedes comprar, ella quiere tu tiempo, quiere tu atención. Quiere tu paciencia, en un mundo en el que todo va demasiado rápido.