Dice una frase muy popular en las redes que no existe falta de tiempo, porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes sábado y un momento se vuelve una oportunidad.
¿Cuántas veces escuchamos frases como: “Me encantaría estar más con mi familia/pareja/hijos/amigos, pero no tengo tiempo”? Si alguna vez te lo han dicho, te han mentido. Seguro ha sido sin intención, pero cuando alguien no encuentra el tiempo de hacer algo, en realidad es que no desea hacerlo.
Cuando queremos hacer algo somos capaces de despertar una hora más temprano, dormir dos horas más tarde, ir a un lugar aunque esté al otro lado de la ciudad y prácticamente cualquier cosa para disponer y compartir ese tiempo con quien nos interesa.
Por eso cuando se percibe una falta de interés duele mucho. Todos cambiamos al paso del tiempo, y lo que ayer nos interesaba puede ser que mañana ya no, aunque eso no justifica la falta de sinceridad y sensibilidad hacia los demás.
Por otra parte, en ocasiones insistimos en ver a alguien que simplemente no acude a nuestro llamado y forzamos situaciones porque creemos que es necesario, cuando en realidad es una pérdida de tiempo. Cometemos el error de buscar sin dejar que nos encuentren, aún en contra de nuestra dignidad.
El amor necesita ser alimentado cada día para que permanezca vivo, y es por ello que cuando nos damos cuenta de que nuestro deseo no es correspondido, nos invade el desánimo y la decepción, que nos hacen sentir pequeños y vulnerables.
Restaurar lo que las acciones de los demás han afectado en nuestra persona lleva tiempo y no es una tarea sencilla. Para juntar cada uno de los pedazos de nuestra autoestima se necesita coraje y orgullo y darnos cuenta de que es momento de comenzar a buscarnos, antes de buscar a nadie.
Es momento de tomar las riendas de nuestra vida, alejar a las personas tóxicas y rodearnos de todos aquellos quienes nos hagan sentir que el mundo es un lugar que vale la pena, y que no hay mejor momento que éste para estar vivos.