Los finales nunca son motivo de felicidad, menos cuando se trata de una relación amorosa. Terminar con la persona que tanto amamos duele, y duele mucho. Al principio creemos que no podremos soportar tanto dolor, y después pensamos que jamás olvidaremos a esa persona… hasta que poco a poco el tiempo empieza a sanar nuestras heridas y finalmente logramos soltar.
Dejarte ir fue difícil, sentí que moriría en el intento. Pensé que mi vida sin ti no tendría sentido y que nunca me podría levantar del hoyo en el que me dejaste. Pero hoy estoy de pie y puedo escribirte estas palabras porque ya no te guardo rencor. Te he soltado y hoy estás lejos de mi vida.
Ayer, por alguna extraña razón leí tus mensajes, esos que escribías para decirme lo mucho que me amabas; y debo admitir que no pude contener las lágrimas. Sentí que me amabas de nuevo, sentí como si el tiempo no hubiera pasado y acabara de recibir esos textos que tanto me alegraban el corazón. Pero automáticamente también recordé todo lo que vivimos juntos, y entonces los malos recuerdos llegaron a mi mente y me sentí agradecida de ya no estar junto a ti.
No quiero que vengas a hablarme de amor, ni que me digas que has cambiado. Tú ni siquiera sabes el verdadero significado del amor. Nunca aceptaste tus errores, así que ¿cómo los podrías cambiar? No trates de darme gusto en todo ni mostrar tu mejor cara sólo para convencerme de que regrese a tu lado, no lo haré.
Te di cientos de oportunidades, aguanté hasta el último momento y nunca lo valoraste. Fui la novia que esperabas que fuera, cumplí con tus expectativas, aún cuando no debía hacerlo; incluso dejé de cumplir mis propias expectativas sólo por darte gusto. Así que entiende bien una cosa ¡déjame tranquila!
No te confundas. Si no te trato mal no es porque aún sienta algo por ti; simplemente te perdoné y aprendí a soltarte. Hubo un tiempo en que no podía ni verte a la cara, simplemente escuchar tu nombre era incómodo. Tenía rabia y quería gritarte todos los insultos del mundo, soltar todo el veneno que habías dejado dentro de mí; sin embargo entendí que no valía la pena. Gracias a tu abandono pude tomarme el tiempo necesario para entender que todo había llegado a su fin y debía continuar mi camino.
Sólo te pido un último favor: sé prudente. No malinterpretes las cosas, en verdad no te guardo rencor: pero eso no significa que sufra de amnesia y haya olvidado todas las cosas que pasaron en nuestra relación. Sé perfectamente cuáles son las razones por las que nos separamos. y aunque sé que los dos fuimos culpables, no me negaré a la realidad que vivimos.
No quiero hacerte daño, pero eso no significa que volveré contigo para no verte mal. No trates de provocar en mí sentimientos que ya están muertos; eres sólo un recuerdo más.
Hoy he aprendido que no me puedo detener por nadie, que la vida se trata de caer y levantarse una y otra vez; es así como aprendemos. Hoy te deseo lo mejor y que encuentres tranquilidad en tu vida. No me busques más, si en verdad un día me amaste déjame seguir mi camino que jamás volveré a voltear para atrás.