He sido una mujer que se ha dedicado a su vida, a conocerse a sí misma, y a aprender de sus propios sueños. He dado todo por mis más grandes pasiones, por tener feliz a mi corazón y a mi mente abierta; sin embargo, y aunque he viajado, he dicho, hecho y vivido, aun así queda algo que me falta por hacer y he visto en todas las personas haciéndolo una y otra vez: enamorarse.
No lo hice de joven, no me pasó y tampoco lo busqué, no me hice adicta al sentimiento. Y aunque he conocido “formas” parecidas al amor, ahora que tengo todo listo en mi vida para permitirme conocer conocer a alguien e intentar amar, quiero confesar lo que espero y lo que no deseo. Yo, la chica que nunca se ha enamorado.
No quiero al príncipe azul de los cuentos, ni al héroe que me rescate de la torre, no quiero alguien que me regale una flor cada día, ni que venga por mí montado en un caballo blanco. No quiero poemas, ni alguien que se quite el abrigo para ponerlo en un charco de agua mientras yo camino sobre él para no mojarme. No quiero amores de películas ni de cuentos de hadas; yo quiero un amor real y un hombre que me sepa valorar.
Alguien con quien conversar más allá de un ‘buenos días’ y ‘buenas noches’, quiero besos apasionados por la noche y cariñosos besos en la mano durante el día. Pero también quiero alguien con quien tomarme una copa de vino y que la intimidad se pueda compartir mediante una plática profunda; que me cuente sobre lo que piensa del amor para así saber si soy la única a la que le cuesta tiempo entender. Quiero a alguien que sea compañero en mis dudas y amigo incondicional para las cosas en las que creo de corazón. Creo que eso debería ser suficiente para ser felices.
Me gustaría tener a alguien que me apoye cuando necesite un abrazo, que me dé cariño cuando nadie más podría entender, y me que diga que me quiere sólo por la fortuna de habernos encontrado, no por lo que doy o hago. Sí, también quiero a alguien que me diga ‘te amo’ de una y mil maneras, no sólo con palabras sino con acciones. Deseo ser la persona más importante en la vida de otro, porque yo de corazón deseo ser quien esté presente siempre, en las buenas y en las malas. Quiero ser esa persona a quien mi chico le cuente sus intimidades, pensamientos, secretos y más locos deseos.
En cuanto a lujos y cosas materiales, no diré nada, pues no me interesa llenarme de regalos apilados en mi cuarto, mientras por dentro lo más vacío siga siendo el corazón. Yo quiero compartir sentimientos, experiencias, recuerdos; y sentir qué sucede después de las mariposas en el estómago; eso que jamás he sentido. Claro que como cualquier otra persona, deseo que muestren interés en mí y en todas esas partes que complementan mi vida; que me pregunte qué tal mi día, mi familia, mi trabajo.
Más que un apuesto príncipe azul, quiero a alguien que desestabilice mi mundo, que me saque de toda rutina y me haga replantear las cosas como las he visto en mi vida hasta ahora; desde planes y metas, hasta maneras de dar amor o pedir perdón. Quiero a alguien que me haga sentir linda todos los días, quiero ser el punto más importante; también compartir nuestro último mejor momento del día al acostarnos juntos y abrazarnos por la noche.
Quiero a alguien con quien pueda hacer planes de todo tipo, estar a su lado hasta el resto de la eternidad, quiero a alguien con quien poder idear un futuro sencillo, que sólo sea de nosotros dos. No quiero a un príncipe azul porque sé que no seré una princesa en peligro, no quiero que me adoren porque soy más que sólo una chica linda en una caja de cristal. Estoy segura de que al hombre que le toque ser todo esto para mí, no tendrá ni idea de que yo haré las mismas cosas por él, pero con la dedicación y amor que él jamás se pueda imaginar. Sé que para amar tengo y me sobra mucho corazón, por eso pido una historia verdadera que dure más que cualquier cuento de hadas. Porque sé que aunque tarde en llegar, encontraré a ese hombre que pueda ver las razones por las que estoy segura que vale la pena amarme.