¿Alguna vez te has sentido tan cansada que ni siquiera tienes la intención de revisar cómo está tu vida para entender el porqué de ese cansancio? Y no hablo de un cansancio físico como cuando haces deporte o algo así. Hablo de esa fatiga que cae cuando la relación amorosa en la que te encuentras no va ni pa’delante ni pa’tras, sino todo lo contrario.
Creo que cuando en una relación llegas a ese punto, y se puede notar que la otra persona está en una situación similar, no hay mucho por hacer, más que tal vez decir adiós. Lo malo es que muchas de nosotras a veces queremos evitar el momento incómodo del poner fin a una relación y no queremos salir de esa zona de relativo confort en la que nos hemos estancado. Sí, es difícil tomar la decisión, incluso hasta la que implica pedir un tiempo a solas para reflexionar porque realmente no sabes qué respuestas encontrarás, pero también es cierto que en toda relación cada cierto tiempo es importante revisar cómo están y hacia dónde van. Así lo pensó una chica como cualquiera de nosotros y esto es lo que terminó por decirle a esa persona que estaba a su lado…
“Todos llegamos al punto en el que nos sentimos cansados, nos sentimos fatigados de ver y sentir lo mismo. Solo existe un sentimiento que nunca te cansará, y es el amor. Quiero que sepas que las cosas terminaron mal porque ambos nos cansamos y el amor no fue la causa. Nos cansamos por los errores, por las faltas, por el llanto, por la desesperación, por el cansancio del alma, por ver que las cosas no mejoraban.
“El amor sigue en ambos y sigue fuerte, pero en ocasiones el amor no es suficiente para evitar el cansancio de los demás sentimientos, de las demás frustraciones. Quizá nunca te has puesto a pensar en todas esas cosas que nos llevaron hasta aquí. No te has puesto a pesar que hay algo entre nosotros que no nos deja avanzar hacia el futuro que siempre soñamos.
“Me alejé de ti y no fue porque el amor hubiera terminado. No es que ya no te quiera sino que me cansé de esperar a que cambiaras, a que nuestra relación mejorara y nos permitiera seguir avanzando juntos como siempre tuvo que haber sido. Te quiero y aún de la misma manera, pero he visto que esto no es motivación para estar a tu lado, para convencerte de que sigas aquí luchando a mi lado. No puedo luchar por ambos, necesité siempre de tu ayuda, pero nunca la recibí. Nunca pudiste darte cuenta de que ambos estábamos fallando y que también se necesitaba que ambos estuviéramos de pie haciéndonos fuertes y demostrando que aún había amor detrás de cada pelea, detrás de cada una de las diferencias que nos llevaron a la obscuridad del olvido.
“Sé que al igual que yo aún sientes un poco de amor en tu corazón, pero tienes miedo de volver y pelear porque piensas que la guerra ya está perdida, pero creo que debimos intentarlo, que debiste tomar el riesgo y luchar de la misma manera como yo lo hice, pero en cambio me dejaste sola. Me dejaste peleando sola y sin ninguna arma con qué defender lo que ambos debimos defender. No quiero culparte solo a ti porque sé que yo también debí alentarte, decirte cuánto valía la pena que lucháramos por lo que construimos juntos, por este amor que nos mantuvo juntos por tanto tiempo. Fue también mi culpa no recordarte lo importante del significado del amor, lo importante que era defender el amor y dejar de lado cualquier dificultad, cualquier tipo de pelea o discusión de alguna diferencia o de alguna idea que no pudiéramos aterrizar. Debí poner un poco más de empeño para que pudieras ver el amor que aún quedaba en ti y recordarás el papel importante que tengo en tu vida.
“Ahora solo estamos separados por la distancia, por el olvido y por todas esas diferencias que comenzaron a penetrar en nuestras almas y cegarnos para no lograr ver el amor, ese único sentimiento como esperanza para salvar lo que había dentro de nosotros y todos esos momentos que valieron tanto la pena pasar a tu lado. Ahora solo quiero estar sola, sin ti porque me siento cansada”.