He tenido una corta carrera de citas, pero en ella he aprendido mucho. Por ejemplo, que he dicho que sí a la segunda, la tercera y la cuarta cita incluso cuando yo no quería. Que no se trata de salir por el simple hecho de hacerlo, porque habrá comida gratis, o lo que sea, si no tienes un interés real en conocer al chico que te invita.
En el proceso, pude darme cuenta de algo que no sucedía en las citas: nadie me hacía reír a carcajadas. Nunca me sentí ansiosa por revisar mi teléfono y ver si él me había mandado algún mensaje o llamado. Nunca sentí mariposas.
Ya no quiero coquetear casualmente con un chico a menos que me haga sentir estúpidamente emocionada como lo hizo mi primer amor cuando tenia 12 años. Y no odio las citas. Sólo estoy por encima de ellas, porque puedo perfectamente pagar mis propias comidas y sé cómo ser feliz por mi cuenta. El único chico para el que voy a estar disponible de aquí en adelante es para el que me haga sentir mariposas. Y aquí está el porqué.
1. No duran mucho tiempo, pero son magníficas
Las mariposas no duran para siempre, pero esa no es una razón suficiente para olvidarse de ellas. De hecho, sentir esas mariposas te recuerda por qué estás junto a tu pareja en primer lugar. Son el motivo por el cual te aferras a ese hombre especial que está a tu lado.
2. Nos indican quién es la persona adecuada
Hay un montón de gente que sólo busca sexo, y está bien cuando te estás divirtiendo. Pero cuando quieres comprometerte con una persona, es absolutamente necesario que sepas que esa persona es la adecuada para ti. ¿Y cómo lo sabrás? Simplemente vas a sentirlo: ¡habrá mariposas!
3. Las mariposas no son mediocres
Hazte un favor: Asegúrate de que tu vida amorosa no sea insatisfactoria. La vida ya está llena de un montón de momentos aburridos que no te hacen sentir nada. Tu relación no debe ser uno de ellos. Las mariposas estarán presentes cada vez que algo extraordinario ocurra entre ustedes.
4. Sentir mariposas te lleva a ser humilde
La persona que te hace sentir mariposas tiene un completo y total poder sobre ti. Esta persona te hace vulnerable, y cuando eres vulnerable, te vuelves humilde. Sabes que no tienes todo el poder.
5. Las mariposas te guían para elegir
Cuando tu escoges entre alguien que te hace brincar y hacer piruetas cada vez que pronuncias su nombre y… bueno, ese otro chico, no hay duda de a quién elegirás. Esa emoción especial se da junto con las mariposas, y te asegura la confianza en tus decisiones románticas. Tú mereces vivir felizmente con el conocimiento de que no hay nada mejor para ti.
6. Te recuerdan que estás viva
Sin importar que a veces los buenos momentos sean muy buenos y los malos muy malos, una cosa es cierta: estás viva. Las mariposas en tu interior te recuerdan que eres un ser humano que respira y siente cosas. Que quizá has estado avanzando en piloto automático… hasta que te encuentras con alguien que te pone en el asiento del conductor.
7. Son una extensión de tus emociones más hondas
“Sentir mariposas” es un término lindo para sentirse emocionada, para sentir que todo da vueltas y la sangre corre a mil por hora por tus venas. Confiar en ellas es como confiar en tu instinto. Muy a menudo, esa voz interior sabe cuando algo es correcto antes que tu cerebro.
No hay lugar para la intelectualización cuando confías en tus mariposas. Tú sientes que es correcto, y eso es suficiente.
8. Aparecen cuando puedes ser extremadamente feliz
No debes sentirte contenta o cómoda. Ni siquiera simplemente feliz. Te mereces ser extremadamente feliz.
Y si no estás sintiendo nada por nadie, está bien. Céntrate en ti misma por un tiempo. Esfuérzate más por ti, y aguarda esas mariposas.
9. Te recuerdan que tu vida debe ser vibrante
Piensa en tu vida amorosa como en un lienzo sobre el cual puedes pintar. ¿Quieres que sea gris y aburrido, o que esté lleno de colores tal como las mariposas? Está atenta para descubrirlas en ti.