Algunas veces, el amor llega a nuestra vida de manera inesperada. Cuando menos lo pensamos, toca a nuestra puerta y se mete aunque no esté invitado a pasar. A veces cuando menos lo buscamos, se atraviesa en nuestro camino. Esas son las sorpresas de la vida que nos marcan para siempre.
Lamentablemente, esa persona que acompaña al amor, no siempre se queda. Por eso, esto es para ti; para quien llegó cuando menos lo esperaba y se fue de la misma manera. A ti, que jamás te podré decir adiós.
Tú sabes muy bien quién eres. Eres ese adiós que jamás podré decir; aunque estés a miles de kilómetros de distancia, aunque un abismo nos separe, aunque nunca vuelva a verte en mi camino.
A ti que no apareciste como en los cuentos de hadas. Tú no fuiste mi sol después de una tormenta y yo no fui quien te rescató de una tormenta sentimental. A ti que te encontré en el momento menos indicado, el más caótico de mi vida, durante el desierto más difícil de mi camino. Sin embargo, no nos importó, decidimos arriesgarnos con una relación; una relación que terminaría en sufrimiento y dolor, entre el querer decir adiós y no poder hacerlo.
Tú me has ensañado que, a veces, los defectos de dos personas encajan perfectamente. Nuestras imperfecciones encajan de una manera única, es por eso que nos arriesgamos a vivir un romance así, lleno de defectos y problemas.
Tú eres capaz de sacar lo mejor de mí y a los 5 minutos convertirme en una desquiciada que no puede dejar de llorar. Me llevabas al límite, cuando estábamos bien todo era perfecto, pero cuando los problemas nos atacan, todo se vuelve un caos. Tú eres esa persona a la que aún no he aprendido a decirle ‘no’. Eres esa llamada que siempre voy a responder, eres ese mensaje que espero cada noche.
Tu adiós acabaría con mi vida, me dejaría desarmada, aún cuando sé que tal vez es lo mejor. Si algún día te vas de mi vida, siempre te desearé lo mejor, pero sabes que mi puerta siempre estará abierta esperando tu regreso. Tienes copias de la llave de mi corazón, por si algún día encuentras la puerta cerrada ante los demás.
Tú eres ese amor que nunca se olvida, el que en medio de una desgracia me daña y me salva al mismo tiempo. Eres como esa ola que te hunde pero que te arrastra hasta la orilla. Tú eres persona con quien la vida se ha aferrado a ponerme trabas, pero eso no nos importa, porque estar juntos es lo único que deseamos. Tú eres ese adiós que jamás podré pronunciar y que si alguna vez sucede, detrás del adiós siempre habrá un: ‘no te vayas nunca’.
Tú eres esa persona que aunque los años pasen siempre deseare estar entre tus brazos, porque contigo he aprendido que uno siempre vuelve a los lugar en los que amó en la vida.