Ir por la vida sola es posible, en teoría. En la práctica, todos necesitamos otras personas en nuestra vida para ser felices. ¿Cuántas otras personas? Supongo que depende de cada quien, siempre y cuando tengamos presente que las relaciones cercanas y significativas toman un tiempo considerable para construirse.
Tu relación no tiene que ser necesariamente romántica, pero seamos honestas: no sólo queremos un amigo para compartir nuestra vida, queremos un amante, un compañero. Queremos un mejor amigo con el que además tengamos química, atracción y romance. Un amante que no sea sólo eso sino también nuestro mejor amigo.
Tenemos razón al desear exactamente eso —es lo ideal. Mejor, imposible. El problema es que a veces ponemos todos los huevos en una sola canasta, y la parte más difícil de terminar esa relación ideal es que perdemos a nuestro mejor amigo, porque:
1. Pierdes a la única persona a la que siempre sabías que podías recurrir
En la vida experimentamos momentos increíbles en los que todo parece alinearse perfectamente, cuando las cosas funciona mejor de lo que esperamos. Y también, por desgracia, tenemos los días en que todo sale mal.
No nos damos cuenta de lo importante que es tener a alguien a quien recurrir durante esos días difíciles hasta que pasas por ellos. Tener alguien con quien hablar, alguien dispuesto a escucharnos hace la diferencia. Y tener alguien en nuestra vida que nos ame tanto como para escucharnos quejarnos y renegar; que nos ofrezca su hombro para llorar, es lo que hace la vida llevadera.
Desde luego, todos somos capaces de hacer frente a nuestros problemas, y lidiar con nuestras emociones por nuestra cuenta, pero ¿quién prefiere pasar por eso en solitario? Nadie elige enfrentar los tiempos difíciles estando solo.
2. Pierdes a la única persona que con la que siempre disfrutas pasar el tiempo
Una cosa es estar ahí para alguien emocionalmente en momentos de extrema necesidad, y otra es estar ahí para alguien incluso cuando los días son buenos. Muchos de nosotros tenemos buenos amigos que nos ayudan a salir cuando nos encontramos en aprietos. A pesar de eso, te tomará un poco de tiempo preguntar hasta que encuentres a uno al que apoyarte justo cuando lo necesitas no le resulte inconveniente.
La cuestión es que no se trata sólo de tener a alguien en tu vida cuando es difícil; se trata de tener a alguien junto a nosotros cuando la vida está en su mejor momento.
Claro, a todos nos gusta un tiempo a solas de vez en cuando, pero pasar un tiempo increíble sólo es posible si tenemos con quien compartirlo. Y lo hiciste. Pero cuando terminaste con él o con ella, también terminaste con la amistad. La peor parte es que no es fácil olvidar esos grandes recuerdos que crearon juntos que, en cambio, se convierten en dolorosos.
3. Pierdes a la única persona que jamás te juzga porque ya te conoce
Todo el mundo juzga a todo el mundo —bueno casi. Los extraños siempre te juzgarán. Los amigos son propensos a juzgarte de vez en cuando. La familia ciertamente juzga tus decisiones. Pero si estas con la persona adecuada, y permites que te conozca —a tu verdadero yo—, no será capaz de juzgarte.
Juzgamos lo que no conocemos o no entendemos. Juzgar es básicamente adivinar porque cuando sabemos algo a ciencia cierta, ya no tenemos la necesidad de juzgar. La mayoría de la gente no se conoce a un nivel tan profundo e íntimo. Muchos nunca se abren a otras personas lo suficiente para que puedan llegar a conocer a otros a ese nivel. De hecho, es una locura lo poco que sabemos de aquellos con los que interactuamos diariamente.
Excepto cuando nos encontramos con esa persona especial. Alguien que parece conocemos desde mucho antes de habernos encontrado. Es increíble conocer a alguien que te conoce mejor que ti misma, y es aterrador verlo salir de tu vida.
4. Realmente se siente como si perdieras a dos personas, no sólo a una
Pierdes a la única persona con la que siempre te gustó pasar el tiempo, con la que siempre te reías y con la que creaste recuerdos increíbles. Claro, las cosas no fueron las mismas en un punto, y quizá pudiera haberse evitado. Tal vez no debería haber ocurrido. Algunas personas son mejores amigos que amantes, pero de cualquier manera, es terrible.
De cualquier forma has perdido a tu mejor amigo. Y si resultas ser una de esas pocas afortunadas desafortunadas que tropezaron con la persona correcta en el momento incorrecto, pierdes a dos de las personas más importantes de tu vida al mismo tiempo: a tu mejor amigo y a tu pareja.
Quizá las parejas son mucho más fáciles de conseguir, porque los mejores amigos se llaman así por alguna razón. Es sumamente difícil —si no imposible— reemplazarlos.
Esto se vuelve más cierto a medida que envejecemos. Cuando somos niños, los mejores amigos se encuentran en cada esquina, pero una vez que nos convertimos en adultos, la búsqueda de amigos verdaderos se convierte en un reto.