¿En qué momento las líneas del amor y el dolor se cruzan de tal forma que no somos capaces de distinguir dónde termina una y dónde comienza la otra? Pareciera que ninguna es posible sin la otra y caminan simultáneamente, como si para amar fuera necesario el dolor, y hacer sufrir fuera la llama que mantiene al amor.
Solías repetir que me amabas desde antes de conocerme, pero creo que olvidé preguntar ¿qué era para ti el amor? Quizá debí comenzar por darme cuenta que no todas las personas concebimos el mundo de la misma manera. ¿En qué momento permití que te alojaras en mi corazón y le hicieras tanto daño?
He intentado borrar los recuerdos, quemar nuestras memorias, olvidar cada una de las veces que tus brazos rodearon mi cintura y me decías cuánto me extrañabas. He querido deshacerme de mis pensamientos, olvidar esa mirada magnética que aún veo cuando cierro los ojos.
¿En qué momento esas palabras de amor empezaron a provocar heridas? ¿Cómo fue que las ofensas se transformaron en perdón? ¿A dónde arrojaste aquellas promesas que hiciste? ¿Quién se robó aquellas manos tiernas que me enamoraron? Dime por favor en dónde se congeló ese corazón que parecía tan lleno de amor.
No sé en qué momento dejaste de estar ahí, y cómo fue que mi vida se convirtió en eso que pasaba mientras mantenía la esperanza de que permanecieras a mi lado por siempre; me costó entender que una persona que ama no lastima, tardé en darme cuenta de que jamás luchaste. En realidad, al fin entendí que nunca supiste amar.
Palabras sin hechos, promesas que se esfuman como partículas en el viento, historias que son lecciones, imágenes que son recuerdos. La próxima vez que alguien me diga “te amo”, recordaré preguntar primero: “¿qué significa esa palabra para ti?”