Hay una nueva “técnica” de citas que la generación de hoy está adoptando. En realidad se trata de todo lo contrario. Se llama “vamos a terminar antes de que esto inicie”, y en verdad se está poniendo muy de moda.
Lo más probable es que se haya generado a partir de la cultura de citas por internet y aplicaciones como Tinder, y se ha vuelto tan popular y ampliamente utilizada como la técnica de no-responder-mensajes.
Estamos viviendo a un ritmo demasiado rápido; conocemos a alguien y casi al instante lo dejamos ir.
Ahora las relaciones son totalmente diferentes a como imaginamos que serían al llegar a adultos. Pensábamos que al conocer a una persona las cosas serían así: intercambiar números, tener una cita, ir a esa cita, regresar a casa, tener otra cita, y luego otra, unas cuantas más, y luego decidir si se formalizaba la relación o no.
Hoy todo es muy simple: intercambiar números, quedar de acuerdo en una cita, cancelar esa cita. O quizá: no intercambiar números, conocerse en redes sociales, tener sexo, intercambiar números telefónicos, nunca llamar.
Pero, ¿por qué? ¿De dónde salieron todos esos rechazos? ¿Cuándo nos convertimos en una generación que no termina nada? ¿Empezamos a renunciar a mitad del camino sólo porque preferimos ir a casa a esperar el momento de formar una relación con alguien que está esperando en algún lado por nosotros? ¿Cuándo dejamos de querer jugar para sólo convertirnos en observadores?
En algún punto del camino nos convertimos en menos atrevidos, con menos confianza y menos agallas, y decidimos que es más fácil alejar a las personas que darles una oportunidad.
1. Tenemos miedo
Es más fácil dormir por las noches sabiendo que fuiste tú quien decidió alejarse. Es más sencillo decir que tú le pusiste fin. Es más cómodo ser el que hace daño, antes de que alguien más tenga la oportunidad de dañarte.
Pero, ¿es mejor estar solo y perder oportunidades, o es mejor arriesgarse a sufrir un poco? En realidad estar solo es sólo un resultado posible tras estar con alguien que, efectivamente, nadie te asegura que no se vaya a ir una vez más. Por lo mismo, ¿por qué tener miedo?
2. Nunca es el momento adecuado
¿Cuándo es el momento adecuado para conocer a alguien? ¿Cuándo es el momento ideal para comenzar una relación? Noticia de última hora: no hay un momento indicado para enamorarte de alguien.
Sucede o no sucede. Una persona no va a llegar cuando estés financiera o emocionalmente estable. Ni cuando tú hayas decidido que es el momento y todo está en orden. Casi siempre las cosas ocurren cuando no se está listo; incluso, cuando tu vida es un caos y tú eres todo un lío.
Las cosas pasan en el momento justo, incluso si para ti no lo es.
3. Porque pensamos que es demasiado bueno
Suponer que alguien es demasiado bueno para ti es como sacar tu corazón de tu pecho y entregarlo en bandeja de plata. ¿Por qué demonios haces eso? ¿Por qué estás cediendo todo el poder?
Todo el mundo es igual, sobre todo en el amor. El hecho de que ella sea la chica más guapa con la que has estado, o él el hombre más atractivo con el que has salido, no significa que se vaya a aprovechar de ti o que su interés no sea auténtico.
Alejar a las personas sólo porque tienes miedo de que te hagan daño, es como retirarse de la guerra antes de que haya comenzado.
4. Pensamos que nosotros somos demasiado buenos
La opinión de propios y extraños se ha convertido en un factor fundamental en la nueva cultura de citas que hemos creado. Tenemos sexo secreto, relaciones secretas, y rupturas secretas porque pensamos que estamos mejor de esa manera.
Pero, cuando se trata de amor, no hay tal cosa. Si esa persona te hace feliz o podría hacerte feliz, entonces: ¿no es él o ella la mejor persona que conoces?
Nunca se es mejor que nadie, pero actuar como si lo fueras te coloca en una categoría menor.
5. Vimos “algo” y no lo podemos olvidar
Pudo haber sido un pequeño tic en el ojo, algún detalle en su sonrisa, o su apariencia que no te gustó. Generalmente será algo insignificante o más o menos insignificante, pero nos gusta encontrar una razón para alejarnos.
Probablemente estamos en busca de la perfección… y la perfección es totalmente imposible.