La vida en pareja no siempre transcurre como en un sueño; con el tiempo se presentan situaciones difíciles, y ante una circunstancia grave como una infidelidad o abuso, es comprensible que una mujer decida poner punto final a la historia y separarse de su pareja.
En el artículo Why women leave men they love – What every man needs to know (Por qué las mujeres dejan a los hombres. Lo que cada hombre necesita saber), el consejero matrimonial y terapeuta Justice Schanfarber explica por qué lo hacen.
“Se sienten muy mal por ello; les desgarra el corazón pero lo hacen. Reúnen su coraje, sus recursos y se van. Las mujeres dejan a los hombres con los que tienen hijos, hogares y vidas por muchas razones; pero hay una en particular que deseo que los hombres entiendan”.
“Las mujeres se van porque su hombre no está presente; está trabajando, juega al golf, ve televisión, pesca… la lista es larga. Y no son hombres malos, son buenos hombres que apoyan a su familia, agradables, simpáticos, pero toman a su esposa por sentado. No están presentes.
Hombres, no estoy diciendo qué es correcto o incorrecto, estoy diciendo lo que veo. Puedes enojarte, sentirte herido o indignarte. Tu esposa no es de tu propiedad, no te debe su alma. Te la ganas día a día, momento a momento. La ganas principalmente con tu presencia, tu vitalidad. Necesita sentirlo, desea hablarte de lo que le preocupa y sentir que la escuchas, no asintiendo educadamente.
Ella quiere que la sientas, no desea que estés ausente ni que el sexo sea apresurado. Quiere sentir tu pasión. ¿Puedes sentir tu pasión? ¿Puedes mostrársela? No solo tu pasión por ella y el sexo; sino tu pasión por vivir. ¿La tienes? Es lo más atractivo que posees. Si la perdiste, ¿por qué? ¿A dónde ha ido? Encuéntrala; si nunca la descubriste realmente no vives”.
“Si crees que sí estás presente, procura escucharla. ¿Tu mente divaga? Date cuenta. Cuando la ves, ¿qué tan profunda es tu mirada? Mírala otra vez, mírala profundamente, por más tiempo de lo usual.
Tócala y pon toda tu atención en ello. Antes de que la toques, por atención a la sensación que te provoca y lo que sucede cuando tienes contacto visual. ¿Qué sucede en tu cuerpo? ¿Qué sientes? Nota las sensaciones más sutiles y las emociones (a esto se le conoce como atención plena). Dile lo que experimentas momento a momento”.
“No importa que estés ocupado, toma cinco minutos cada día. ¿Puedes comprometerte con eso? No hablo de cenas extravagantes o salidas nocturnas (aunque no estaría mal). Hablo de cinco minutos cada día para estar completamente presente para la mujer con la que compartes la vida, para estar completamente abierto, escuchando y observando sin juicio. ¿Lo harás? Apuesto a que una vez que comiences y le tomes gusto, no dejarás de hacerlo”.
Schanfarber aclara que esta dinámica puede ser inversa y sea el hombre quien se sienta no tomado en cuenta por su mujer.