Tú sabes la verdad, pero te niegas a aceptarla. Prefieres continuar diciéndote a ti misma que el amor es así, que es dramático, frustrante, complicado y lleno de angustia. Que él lo vale. Que eres esclava de tu corazón, no de una persona.
Esta es la situación que vive cada mujer que sigue junto a un hombre al que no puede dejar ir. Todas hemos tenido a esa persona. El que nos trató como basura y a pesar de ello no tuvimos suficiente.
El que nunca será lo que queremos que sea, pero aún así seguimos persiguiéndolo. El que nos hace llorar y luego ignora nuestras lágrimas.
1. Él te lastima una y otra vez, pero el dolor parece valer la pena
Tú no pondrías la mano en la estufa dos veces o regresarías a darte una segunda ducha fría, ¿o sí? Pero estás dispuesta a dejar que él te lastime de nuevo.
Vas a infligirte ese dolor una y otra vez, y te dirás que vale la pena, que eso es lo que se siente estar enamorada.
Pero cuando finalmente te enamores de la persona adecuada, te darás cuenta de que el amor no duele, al contrario, es un antídoto para el dolor. Sólo el amor real con la persona adecuada sanará las heridas que este hombre te dejó.
2. Él es el único que te arruina la vida con un mensaje de texto, pero aún así esperas que llame
Su silencio dice tanto como sus palabras, y sus mensajes valen su peso en oro (cuando te hace el favor de enviarlos). Sin embargo, tú mantienes tu teléfono encendido sólo por si llama. Cada notificación, cada vibración, hace que tu corazón suba hasta tu garganta, pero nunca es él, o no es lo que querías escuchar.
Sus respuestas aplazadas, las preguntas que no responde y sus llamadas a las 2 de la mañana para tener sexo son sólo tristes monumentos que te hacen sentir derrotada.
3. Él está loco por todo, excepto por ti
Él no tiene ningún problema en gastar su dinero en entradas para un concierto o salir con sus amigos hasta las 2 am antes de llamarte, pero siempre pondrá excusas a la hora de invitarte a cenar o quedarse contigo un viernes en la noche.
No tienes que ser más importante que sus pasiones, pero al menos deberías ser una de ellas.
4. Él nunca siente la necesidad de disculparse, así que tú lo haces por él
Nunca te dice por qué no llamó, pero tú te dices a ti misma que está ocupado, que está cansado, que perdió su teléfono… Eres quien lo disculpa, quien lo perdona, y con quien tiene sexo ‘de reconciliación’, aunque él sólo espera lo último.
5. Él nunca te dirá la verdad, pero siempre estás a la espera de su próxima historia
Sabes que sus historias están más llenas de porquería que sus mensajes de texto excusándose por cualquier cosa (si es que consigues que te envíe uno), pero de todos modos las escuchas. Tal vez te gusta el drama o la atención, pero sea una cosa o la otra, estás viviendo una mentira.
6. Te despiertas pensando en él, pero nunca a su lado
Todavía piensas en él todos los días. No puedes abrir los ojos sin dejar de recordar el tiempo que pasaron juntos –sus muestras de cariño, sus palabras– y empiezas a analizar su historia, una y otra vez, preguntándote por qué no estás en sus brazos en este momento.
Esas mañanas que has pasado suspirando por él en lugar de estar abrazándolo, son un triste recordatorio de que nunca serás suya.
7. Él no tiene tiempo para ti, pero tú tienes todo el tiempo del mundo para él
Nadie en este mundo se salva de ser un stalker. No importa lo fuerte que seas, todos lo hemos hecho. Lo más probable no es que tú lo espíes por el bienestar que te produce, sino por puro masoquismo.
Esto te ha llevado a borrarlo de tu Facebook, Instagram y Tinder varias veces.
Sin embargo, no puedes evitar darte cuenta de algo que no puedes eliminar: no es que él no tenga tiempo, simplemente no tiene tiempo para ti.
8. Siempre lo comparas con cada chico que llega a tu vida, pero él nunca ha pensado en ti dos veces
Él está en cada cita que tienes, y en cada cama en la que duermes. Es el tipo que siempre deseas que esté en el lugar del chico con el que ahora sales, y todavía te preguntas se podrás llamarlo una vez que todo termine.
Él a quien deseas porque es a quien no puedes tener. Tal vez, si encuentras la manera de dejarlo ir, empieces a conocer hombres buenos que valgan la pena.