Cuando una relación de pareja empieza, lo último que imaginamos es el final. Al principio todo es color de rosa y equivocadamente creemos que así será para siempre. Pero la vida no siempre es como creemos, y poco a poco las cosas se van tornando oscuras, haciendo inevitable el final.
Terminar una relación nunca es fácil. Es un largo proceso de subidas y bajadas, de días felices y días en los que darías lo que fuera por volver a estar entre sus brazos. Habrá momentos en los que te preguntes qué pasaría si algún día volvieran a estar juntos, o si las cosas funcionarían si tuvieran la oportunidad de hacer las cosas diferente, pero en el fondo sabes que las segundas oportunidades nunca son buenas y que aunque se esfuercen, la relación ya jamás funcionará.
Yo soy de las personas que cuando dicen adiós, éste es definitivo. Aquí está el porqué:
1. Siempre seremos los mismos
Al principio fuimos increíbles, teníamos una conexión inigualable, pero éramos una bomba de tiempo que terminó por explotar. No importan las miles de cosas que teníamos en común, o los buenos momentos que pasamos juntos, siempre llegaremos al mismo final, porque en esencia somos los mismos. Estamos definidos por una esencia que por más que intentemos, no lograremos cambiar.
Por eso, no creo que valga la pena volver a intentarlo. Aunque las cosas cambien, seguiremos siendo una bomba que al final explotará arrasando con todo a su alrededor, y es algo a lo que no me pienso arriesgar.
2. Existen cosas que nos hirieron y no quiero recordarlas
No quiero decir que todo fue dolor. Hubo muchas cosas buenas y mucho amor. Pero no podemos negar que también hubo mucho dolor, lágrimas y discusiones que sacaban lo peor de nosotros. Dijimos cosas sin pensar, pero que eran verdad y que nos lastimaron hasta lo más profundo.
Después de tanto daño, no puedo volverte a mirar con los mismos ojos sin recordar todo lo malo que vivimos. Tal vez creas que soy rencorosa, pero no es así. Simplemente hay cosas que se perdonan, pero no se olvidan.
3. La confianza entre nosotros ya no existe
Hay cosas que son irreparables dentro de una relación, la confianza es una de ellas. Una vez que se rompe no hay manera de recuperarla.
No confío en que no volverás a lastimarme. No confío en que tus palabras sean verdaderas. Si regresara contigo, todo el tiempo buscaría mensajes ocultos hasta en las bolsas del mercado. No confío en tus pasos, ni en nada de lo que haces.
4. Una vez tomada la decisión ya no hay vuelta atrás
No fue sencillo tomar la decisión, pero el día que decidí que tú y yo ya no seríamos más uno mismo; que era momento de separar nuestros caminos, todo cambió para siempre. En ese momento dejé de verme como parte de algo y comencé a verme como un ser individual. Aprendí a amarme como tú no me amaste.
Quizás no es tu culpa, y no eres tú en particular, pero simplemente no puedo volver a estar contigo porque no estoy preparada para ser como era antes. Quiero que sepas que no te deseo mal. El futuro tiene preparadas cosas increíbles para ambos, sólo que no sucederán estando juntos. Lo que vivimos fue una etapa importante en mi vida, y a pesar de ello, he comprendido y aceptado mi presente y es por eso que me niego a volver al pasado.
Te agradezco por haber aparecido en mi vida. Valoro cada momento que viví contigo, pero hoy es necesario que sepas que nuestros caminos se han separado y jamás se volverán a juntar.