Todos han escuchado la palabra tóxico y tal vez han estado en una relación así, no solo de pareja pues a veces los amigos e incluso la familia pueden llegar tener comportamientos que afectan nuestra integridad.
Donde los demás son malos es mejor no permanecer mucho tiempo, lo más inteligente es alejarse y comenzar de nuevo. Después de todo, no hay mejor experiencia y aprendizaje que haberlo vivido en carne propia.
El psicólogo Rubén Blasco Navarro describe las relaciones tóxicas:
Son aquellas en las que tras un encuentro o contacto con la persona, te das cuenta que al estar con ella te sientes mal, te alteras de forma desmesurada, pasas momentos de tristeza, culpa, ira, ansiedad, te sientes manipulado, pero te resulta muy complicado poner fin a esta relación. Es en esta situación en la que podemos afirmar que tienes una relación tóxica con esa persona.
En ocasiones es difícil darse cuenta de que en realidad no es una buena conexión porque se puede confundir con una mala racha o una fase que toda pareja enfrenta. Además, tener baja autoestima o miedo a estar solos puede orillar a continuar con la pesadilla.
La dependencia emocional tiene mucho que ver con esta situación, aunado a los pensamientos de que “pronto pasará” o “esto le pasa a todo el mundo”, queriendo minimizar el problema y creyendo que no afecta. Para salir de una relación así muchas veces se requiere ayuda externa como un psicólogo que lleve a cabo el proceso de separación; es tardado pero es más pronto que si se hace por cuenta propia, asegura Blasco Navarro.
Lo que pasa después de dejar a la pareja es la mejor parte pues las emociones ya no son tan frágiles como al principio, por ende, no habrá otra relación por lo pronto. Antes de dar cualquier paso, la persona se detendrá a pensar si está bien o si es posible que acabe igual, ya se “anda con más cuidado”.
Son más inteligentes las personas que después de superar a los individuos tóxicos quieren más tiempo para sí mismos, aclarar dudas y concentrarse en lo que está mejor para ellas.