Cuando es el día de pago y ese depósito llega a tu cuenta, tiendes a usar más tu tarjeta: no hay nada que te detenga para hacer esas compras pendientes. Pero es crucial que recordemos la importancia de invertir en nuestras experiencias de vida incluso más que en la próxima prenda o gadget. Es un hecho que el dinero no puede comprar la felicidad, de hecho, parece que la gente más feliz en este mundo ha encontrado una manera de distanciarse de las adicciones a las compras y gastos innecesarios. Esas personas invierten en viajes, experiencias y recuerdos que sin duda valen la pena.
La vida se hace de recuerdos, no de diamantes
Sólo piensa en esto: ¿Qué vas a recordar al final de tu vida, el hecho de que pudiste comprar un iPhone 6 Plus mientras que todos los demás utilizaban un iPhone 5 o las memorias de oro que compartiste con la gente que creciste?
Un estudio publicado en la Revista de Psicología Positiva muestra que las personas que hacen compras caras de productos en lugar de ‘experiencias’, a menudo devalúan el valor del nuevo producto directamente después de comprarlo.
Por otro lado, los investigadores de la Universidad Estatal de San Francisco encontraron que las personas sí entienden que la vida tiene qué ver con los recuerdos que crean, pero están tan atrapadas en las tendencias de oferta, que hacen compras que inevitablemente lamentan.
Concéntrate en lo que te hace feliz, no en lo que te hace notar
Una investigación de la Universidad de Cornell muestra que los Millennials, generación que se caracteriza por su uso masivo de la comunicación y la tecnología digitales, se ven tentados a hacer muchas compras por la influencia social, que hace que ciertas cosas estén de moda.
Como humanos, somos un producto de nuestra sociedad. Lo que nos diferencia de nuestros antepasados es que hoy estamos envueltos en el mundo de las redes sociales y casi cualquier cosa que adquirimos es fotografiada para la autopromoción descarada.
El Dr. Thomas Gilovich, profesor de esa universidad, ha buscado una relación entre el dinero y la felicidad, y dice:
Compramos cosas que nos hacen felices y tenemos éxito. Pero sólo por un tiempo. Las cosas nuevas son muy interesantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellas y su valor disminuye. No estoy diciendo que no se debe recompensar un par de semanas difíciles en el trabajo con una bonita prenda de ropa y una noche de fiesta, pero nuestras mayores inversiones deben orientarse hacia experiencias que creen recuerdos para toda la vida.
Nuestras experiencias son una gran parte de nosotros mismos, como nuestros bienes materiales. Puedes incluso pensar que una parte de tu identidad está conectada a esas cosas, no obstante, siguen estando separadas de ti. Por el contrario, las experiencias son en realidad parte de ti. Somos la suma total de nuestras experiencias.
Explora el mundo que te rodea
La página de internet The Next Web informa que hay 79 millones de personas de la generación Millennials (o Generación ‘Y’)en los Estados Unidos que son responsables de muchos de los puestos de trabajo, la industria y los programas de gobierno: un amplio objetivo para la mercadotecnia.
Pero la mayoría de nosotros estamos empezando a darnos cuenta de las ventajas inestimables de gastar nuestro dinero –duramente ganado– en cosas como viajes, educación y actividades recreativas que, en última instancia, son inversiones a largo plazo en nuestra propia felicidad individual.
Además de gastar más dinero en cosas que ‘mejoran’ nuestra vida, debemos procurarnos recuerdos de oro y aventuras inolvidables. Estamos perdiendo la positividad tan necesaria en estos momentos en el mundo.
Es hora de dejar de deslizar las tarjetas cada vez que nos pagan y empezar a pensar en los recuerdos que podríamos crear con un poco de ahorros y un mapa con un destino.