Un porcentaje de las críticas que recibimos a lo largo de nuestra vida no son útiles ni buscan traer luz; el ser humano, más que ser valorado, necesita ser respetado; más que halagos se trata de ser y dejar ser.
Por eso, cualquier cosa que tengas en mente, llévala a cabo y no te quedes en el hubiera. Si te estás deteniendo por lo que puedan decir o pensar los demás, debes saber que lo hagas o no, de cualquier manera van a comentar o criticar lo que sea. Si eso llega a suceder, lo puedes tomar de dos formas:
1. La crítica te puede dañar
Tienes tu forma de hacer las cosas, con manías y detalles particulares y tu estilo inconfundible; es posible que los demás no los entiendan, que se extrañen y que más de uno cometa la imprudencia de censurarte y criticarte solo por ser como eres. Por tanto, sus reproches tienen escasa utilidad pero sí un efecto colateral, ya que te dañarán y el resultado catastrófico esperado es la infelicidad.
2. No eres perfecta, pero eres tú
Piensa, te ha costado mucho llegar a dónde estas y ser quien eres, entonces ¿por qué de la noche a la mañana tienes que cambiar solo porque a alguien no le agrada tu forma de ser? Exacto, no tiene que ser así y con mayor razón debes considerar que la primera crítica hacia tu persona proviene de ti, y que lo importante es aprender a quedarte con lo útil y desechar lo que no sirve. Eso mismo debes intentar con personas que solo tienen la intención de criticar sin ayudar, de sancionar y hasta de humillar tu forma de ser porque no embona con lo esperado.
Recuerda, no eres perfecta y en realidad nadie lo es, pero los matices de cada persona son únicos y son los que los definen, los que crean esa parte original que te hace ser quién eres. Jamás te detengas por el temor a las críticas, y si éstas llegan, escúchalas y toma solo aquello que te ayudará a seguir adelante y no a detenerte o a dar marcha atrás.