¿Quedarse o ir tras los sueños? Ninguna opción es mala, cada una tiene sus pros y sus contras. En lo personal, aunque fue una decisión difícil mudarme a una ciudad llena de gente extraña, también ha sido un paso vital para convertirme en lo soy. Ya sea que te mudes en busca de mejores oportunidades de trabajo, de realización personal o como una meta de vida, vivir sola es una experiencia que todas deberíamos tener cuando menos una vez en la vida. Me he mudado tres veces en los últimos años y debo confesar que nunca ha sido fácil, es un proceso que asusta y nunca se sabe con certeza lo que un cambio de esta magnitud depara. Sin embargo, yo les diría que vale la pena, porque maduras y aprendes cosas que nunca te enseñarán en la escuela: aprendes a vivir.
Si estás en tus 20 y te encuentras en una disyuntiva si será o no buena idea mudarte a otra ciudad para buscar trabajo o aventura o simplemente porque buscas un nuevo estilo de vida, esto es lo que tengo que decir: el tiempo y siempre tenemos dos opciones: quedarnos en nuestra zona de confort o salir de ella. Si además de todo eres soltera, tienes un pretexto más para salir de ahí ahora mismo; este es el momento ideal para hacer un cambio. No quiero sonar catastrófica pero una vez que tengas familia e hijos, las posibilidades de mudarte disminuyen considerablemente por no decir que desaparecen. Para ti, que aún no estás segura de tomar esta decisión, he enumerado cinco razones que te convencerán de la idea de vivir sola.
1. Hacer una pausa en tu vida
Hacer un cambio tan radical en tu vida te garantiza una pausa total; te permite ver las cosas desde otra perspectiva y evaluar lo bueno y lo malo de las circunstancias en las que te encuentras.
He llegado a la conclusión de que muchas de las personas que más admiro han tenido la valentía para hacer esta pausa en sus vidas más de un ocasión, para luego regresar y hacer cambios o continuar por el mismo camino.
2. Salir de la zona de confort
Aún cuando lleves una vida social activa y te guste probar nuevas cosas o vivir nuevas aventuras, todos tenemos un cierto tipo de rutina: la hora en la que nos levantamos, con qué pie lo hacemos, qué desayunamos y hasta lo que pensamos. A veces pareciera que estamos en una especie de estado automático con el que circulamos sin fuerza de voluntad.
Cuando te mudas a otra ciudad todo esto desaparece; es probable que los días te parezcan largos porque hay muchas cosas y personas por conocer, lugares por visitar y todo se siente tan nuevo que se contagia. Seguramente también te encontrarás con dificultades que no tenías en tu ciudad, pero eso te sacará de tu zona de confort y además te dará lecciones valiosas que al final te dejarán un buen sabor de boca.
3. Madurarás
Aunque no es una regla escrita, vivir sola te da la madurez que nunca adquirirás mientras tengas a tus padres como guardianes. Conocerás aspectos de tu persona que nunca imaginaste que fueras capaz, y si no aún no has descubierto cuáles son las cosas que más disfrutas en la vida, es muy probable que ahora lo hagas.
Vivir sola te da la confianza de caminar aún entre desconocidos y tomar las riendas de tu vida; te volverá más fuerte en algunos aspectos y más consciente en otros.
4. Crece tu círculo de amistades
Perder a tus amigos es una de las cosas a las que más temes cuando piensas en la idea de mudarte de ciudad; pero la verdad es que no los pierdes, ellos estarán ahí siempre. Por el contrario, haces nuevos amigos, expandes tus horizontes y descubres que esa red de amistad te lleva a nuevas formas de ver la vida.
Es probable que conozcas otras culturas o puntos de vista distintos al tuyo pero también te hará más tolerante; comprenderás que no hay una sola fórmula para vivir.
5. Independencia y libertad
Lo primero que aprenderás es que hay una gran diferencia entre libertad y libertinaje. Quizá hasta hoy sólo hayas conocido el segundo por tener siempre alguien que te solapara o te sacara de apuros, pero hacerte responsable de tu vida y decisiones te lleva a un estado de libertad en su máxima expresión.
Por un lado adquieres la independencia y libertad de regirte por ti mismo, y por otro, asumes el compromiso y las consecuencias de tus actos. Encuentras la verdadera libertad cuando te dejas ir y simplemente disfrutas cada travesía en el lugar en donde te encuentras.