Una relación romántica puede ser lo más bonito que te puede pasar, siempre y cuando se conduzca con amor, respeto y haya entre los dos un mutuo acuerdo de convivencia para compartir su día a día. En el fondo todas queremos una relación para sentirnos queridas y entendidas, pero hay veces en las que -simplemente- no estamos preparadas.
Una pensaría que cuando se comienza con un noviazgo es porque existe el deseo de amar, pero no siempre es así. Hay otros factores que pueden llevarte a establecer un romance que a la larga terminará en un fracaso total. Aprende a identificar las señales que te indican que no estás lista para un compromiso sino que necesitas pasar por otras experiencias antes de unir tu vida a la de alguien más.
1. Quieres que sea perfecto
Todas tenemos una serie de requisitos indispensables que una pareja potencial debería tener para poder aceptarla. En cierto modo, las relaciones se forman inicialmente como una idealización, esto es: queremos a alguien perfecto cuyas virtudes anulen totalmente los desperfectos.
Sin embargo, debes preguntarte si esta es una manera realista de ver a las personas o simplemente se trata de una fantasía. Ten en cuenta que las películas románticas muchas veces exponen un amor ideal que nada tiene que ver con la realidad. Pon los pies sobre la tierra.
2. Buscas un salvavidas
Hay algo que se conoce como el complejo de Cenicienta, esto se da cuando las mujeres creen que solo pueden cambiar el curso de su vida y darle significado al entablar una relación con un hombre; de lo contrario, será desdichada para siempre.
Si buscas que una relación sea un salvavidas emocional es mejor que indagues sobre tu autoestima. ¿Qué te lleva a querer que alguien se haga cargo de ti? Es necesario que sepas que tú posees capacidades que te hacen valerte por ti misma.
3. Buscas a quién salvar
Existen mujeres que solo se sienten útiles o con un propósito en la vida cuando tienen a su lado a alguien más “débil” al cual deben cuidar, una criatura “indefensa”. Un claro ejemplo de este tipo de relaciones se da entre alguien autodestructivo y alguien que pretende cambiarlo.
No está de más decir que una persona no va a cambiar por el mero hecho de que otra le diga que lo haga o le dé una guía, pues el cambio debe darse en el interior. Si no está dispuesto a hacerlo realmente, solo estarás perdiendo el tiempo y sufrirás un gran desgaste emocional.
4. No has podido superar a tu ex
La vida no se trata de una carrera, de terminar una relación para empezar otra justo después por “no perder el tiempo” o porque “un clavo saca a otro clavo”. Las mujeres que pasan de un noviazgo a otro sin descanso entre cada uno normalmente no soportan estar solas, pues estarlo les produce una gran ansiedad y una sensación de soledad.
Si acabas de terminar una relación o si ya ha pasado tiempo pero no has podido olvidar, lo mejor es darte un tiempo a solas para que puedas reflexionar sobre por qué esa herida aún te causa dolor y, más que nada, para que puedas sanar pues si te apresuras no podrás amar a la otra persona realmente.
5. Estás conociéndote a ti misma
Puede que hayas tomado ciertas decisiones que te llevaron a algunos cambios en tu vida y necesitas hacer ajustes porque estás tratando de encontrar el modo de hacer que las cosas funcionen. Por ejemplo: cambiaste de trabajo, hiciste un viaje, te mudaste de casa, de ciudad o de país. Estos cambios inevitablemente te llevan a una etapa de adaptación y autoconocimiento.
En momentos así un noviazgo no representa una prioridad, pues aunque se pudiera dar sería como cimentarlo en arena ya que tu personalidad está cambiando.
6. Te cuesta admitir tus errores
Si alguna vez has tenido la certeza de estar en lo correcto y la otra persona es incapaz de aceptarlo, sabrás lo frustrante que es esto, como hablar con la pared; pues lo mismo pasa cuando tú no puedes admitir un error. Todos somos humanos imperfectos, hasta tú, y hasta que no aceptes esa verdad innegable realmente ninguna de tus relaciones podrá ser sana.
Se necesita madurez emocional para dejar de lado tu orgullo y admitir que no sabes todo, que puedes equivocarte y que eres capaz de remediar tus desaciertos.
7. No puedes transmitir tus emociones sanamente
Aquí hay de dos: o no sabes cómo expresar tu sentir y prefieres quedarte callada esperando a que todo pase como si nada, o expresas tus emociones de una manera desproporcionada y nada sana, llegando incluso a la agresión física y verbal.
Es importante que te conozcas y te controles. Sentir está bien, expresarlo está bien, pero siempre hay que saber la manera correcta de hacerlo.